Existen personas que encuentran emoción mirando o escalando volcanes y montañas, ¿no les aburre esa submetafísica jipi que está peleada con el deseo? En la quietud no hay nada más que quietud, lo demás es sobadera mental. Me atrae el hierro, las luces artificiales, no como idea de modernidad, también aborrezco ese concepto, es la decadencia lo que más me atrae, ¿por qué? Al aceptar la decadencia puedo entender los vértices que me rodean. Lo dije por ahí: la modernidad es un engaño, es una sucia broma porque intenta disfrazar y esconder el rezago, la miseria, el hambre. Durante algún tiempo, la diosa fue considerada una de las torres más altas en el mundo, comparable con los rascacielos de Estados Unidos. Continúa bella e impresionante como en aquel año en que la inauguraron: 1956, en ese año el jazz la pasaba increíble con aquél cover de Cole Porter que interpretaba brutalmente la fascinante Ella Fitzgerald: Every time we say goodbye, por cierto, saludos a Ray Loriga, escritor que nunca había leído y que recientemente llegó a mis manos gracias a uno de sus apasionados lectores, el fotógrafo y pintor Iggy G; el buen Ray dice que le gustaría que una máquina del tiempo lo lleve junto a Porter...siempre que nos decimos adiós muero un poco, me preguntó por qué, los dioses de allá arriba piensan tan brevemente en mí…así se siente al bajar los 45 pisos de la Torre Latinoamericana y sus 182 metros de altura, imaginación y fantasía a cargo del arquitecto Augusto Harold Álvarez García, que quiso traer un poco de New York City a esta ciudad, se tardaron más de 8 años en construirla, fue un desafío a la naturaleza, está encima del suelo más fangoso de esta ciudad, un suelo destructivo/sísmico, ahí la ves, sin un rasguño, con su inmortal vestido de metal y vidrio ha soportado 6 terremotos de considerable magnitud. Tiene 7 elevadores cardiacos, los 30 segundos hasta el piso 38 son eternos, para bajarlos sin ayuda de ellos tendrías que andar más de 900 escalones, no estoy muy segura que cualquier persona pueda hacerlo, implica un esfuerzo físico muy grande, a pesar de que el World Trade Center la desplazó en altura, no le llega a los talones a esta señora preciosa y elegante no solo en los cielos, creo que el sótano es un lugar bastante peculiar.
De niña pensaba que si la diosa de hierro cayera, destruiría gran parte de Eje Central y calles aledañas, que mataría a todos los que estuvieran cerca, que no dejaría vivir a los edificios que lucen como hormigas junto a ella. Sus luces acompañan muchas ventanas y miradas de los habitantes del Centro que orbitan la noche, que respiran su locura. En mis sueños recuerdo pedirte ahí matrimonio en Las Vegas después de una noche de champagne y cervezas Stella, nos besamos después de mirar la ciudad, en ese frío inmenso de la madrugada nuestros brazos fueron incendio, si me pides que recuerde todo lo que dijiste, no podría… todo aquello ya no existe, se murió como se mueren tantas cosas.
