Los sistemas de cuidados y apoyo son esenciales para garantizar derechos, promover la vida independiente y permitir la participación plena de todas las personas en la vida económica, social y política, especialmente de las mujeres en toda su diversidad. Sin embargo, en un contexto regional marcado por crisis superpuestas—económicas, climáticas, sociales y de cuidados—, los gobiernos de América Latina y el Caribe enfrentan retos que limitan sus capacidades para avanzar hacia una gobernanza democrática inclusiva, resiliente, así como hacia una sociedad del cuidado que tenga como pilares el desarrollo sostenible y la prosperidad.
En el marco de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, celebrada del 12 al 15 de agosto en la Ciudad de México, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reafirmó su compromiso de continuar apoyando a los gobiernos de la región, tanto en sus mecanismos de adelanto de la mujeres como en el fortalecimiento de instituciones sectoriales, para implementar la Agenda Regional de Género y Cuidados, la cual ha orientado las políticas públicas en materia de igualdad de género los últimos 48 años. En este sentido, el PNUD, a través del programa global del Sello de Igualdad de Género, ha logrado que más de 80 instituciones públicas de 15 países de la región evaluaran sus avances hacia la igualdad, generando cambios concretos en sus estructuras, procesos y servicios.
Para el PNUD, avanzar hacia una sociedad del cuidado requiere comprender la profunda interrelación entre las personas, el clima y la naturaleza, ya que las mujeres y comunidades cuidadoras enfrentan de manera más acentuada los impactos de la triple crisis planetaria – cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación –. Por ello, busca colaborar con actores clave para impulsar una transición verde y justa, que integre la igualdad de género y el cuidado como condiciones centrales para la resiliencia climática.
Asimismo, considera que para diseñar políticas de cuidado efectivas es fundamental contar con infraestructuras digitales públicas que permitan recopilar, procesar y compartir datos en tiempo real sobre oferta, demanda, calidad y accesibilidad de los servicios de cuidados. Para ello, el PNUD ha desarrollado herramientas como los mapas de cuidados georreferenciados, implementados en ocho países de la región, que identifican desiertos de cuidado y orientan la planificación territorial. Estos mapas, integrados en infraestructuras digitales interoperables, permiten conectar sistemas de salud, educación, protección social y gestión del riesgo, generando sinergias y mejorando la capacidad de respuesta del Estado.
Esta visión territorial permite diseñar políticas adaptadas a las características y necesidades de cada contexto, fortaleciendo la capacidad de los gobiernos subnacionales para responder de manera eficaz a las demandas locales. Además, estas herramientas facilitan la articulación entre actores estatales, comunitarios y del sector privado, fomentando la corresponsabilidad social y de género.
La Conferencia Regional concluyó con la histórica adopción del Compromiso de Tlatelolco, que, además de incorporarse a la Agenda Regional de Género y Cuidados, reconoce el cuidado como un derecho humano y consolida a la sociedad del cuidado como horizonte para avanzar hacia un verdadero desarrollo sostenible. Asimismo, exhorta a organismos internacionales, como el PNUD, a apoyar a los Estados en la implementación de políticas públicas de cuidados transformadoras.
La igualdad de género, el cuidado y la inclusión no son temas sectoriales, sino horizontes de bienestar y prosperidad para nuestras democracias. Desde el PNUD en México, continuaremos trabajando con diversas secretarías a nivel federal y estatal, promoviendo el desarrollo humano resiliente; con organismos electorales, para impulsar una democracia inclusiva; y, mediante la Política Exterior Feminista, un multilateralismo como pilar para acelerar la igualdad de género y avanzar hacia el Pacto Birregional de Cuidados y otros compromisos internacionales. Pero, ante todo, seguiremos trabajando de la mano con los actores nacionales para que cada política pública sea una oportunidad de transformación hacia la igualdad sustantiva.