Política

La detención que no debió ocurrir

Hay decisiones que, por más que se intenten justificar, terminan exhibiendo más debilidad que fortaleza.

La detención del líder sorguero en Tamaulipas por manifestarse en exigencia de mejores precios para el grano es, sin lugar a dudas, una de ellas.

No solo por lo que significa en términos de derechos, sino por el profundo mensaje que proyecta: uno de falta de diálogo y mano dura selectiva. Esto, además, en un estado donde quienes cargan con señalamientos de verdadero mayor calado no son ni siquiera cuestionados por las autoridades.

Los productores de sorgo no son ajenos a la crisis que enfrenta el campo mexicano: precios deprimidos, costos de producción en aumento, sequías y, en general, mercados cada vez más inciertos.

En este contexto, se puede asegurar que, a pesar de que haya quienes quieren decir lo contrario, la detención de Guillermo Aguilar Flores, fue un acto desproporcionado.

Por más que se aferren a decir que se había politizado el tema, hay una realidad: el precio del sorgo ha venido cayendo fuertemente en el mercado internacional, afectando el ingreso de miles de familias tamaulipecas, y el gobierno prefirió claudicar políticamente y proceder penalmente.

Esta decisión constituye una afrenta al campo, uno de los temas en los que el gobierno en Tamaulipas se había mostrado cuando menos receptivo a escuchar.

Gobernar, especialmente un estado como Tamaulipas, exige equilibrio y firmeza, pero también sensibilidad y lectura política. Y aquí es donde el error parece evidente: se pensó que era mejor mandar un mensaje de autoridad, mostrar “control” y evitar que el movimiento creciera; el resultado fue todo menos bueno.

Si algo revela este episodio es la urgencia de un relanzamiento. La administración estatal necesita menos operadores preocupados por agradar al jefe y más consejeros con visión crítica.

Este tipo de acciones nos recuerda un Tamaulipas gobernado por otros partidos en el pasado. Parece como si fueran en piloto automático; alejados de la realidad y del sentido común, cerrados a escuchar y sin actores fuertes.

Si existe un momento para pensar en el legado, ese momento es ahora, porque las cosas van mal y esta historia la hemos visto varias veces.

Esta detención no debió ocurrir. El exceso es un síntoma claro de desconexión y de un rumbo que urge corregir antes de que sea demasiado tarde.


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Saúl Barrientos
  • Saúl Barrientos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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