Política

Que fueren así de eficaces en lo demás…

El régimen de la 4T acaba de incorporar a su arsenal doctrinario un argumento irrebatible: nos puede echar en cara, a quienes cuestionamos el populismo socialista, que el modelo anterior —ese satanizado neoliberalismo que no operó realmente aunque, eso sí, sigue siendo muy provechosa materia prima para alimentar el permanente discurso de confrontación— no pudo ofrecerle al pueblo soberano de México el más cardinal y trascendente de los logros, a saber, la sustancial disminución de la pobreza que acaban de confirmar las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), uno de los pocos organismos constitucionales autónomos que sobreviven todavía.

Y sí, no sólo es toda una hazaña la caída en los índices (13 millones de personas dejaron de estar en situación de estrechez), sino que esta realidad se puede confrontar directa y frontalmente con los resultados obtenidos en los últimos sexenios, cuando gobernaban alternadamente el PRI y el PAN y, a partir de ahí, cuestionar de raíz los fundamentos mismos de las políticas públicas que fueron implementadas en su momento y, de pasada, legitimar plenamente los quehaceres de la gente que está ahora al mando.

Muy bien, dicho esto y reconocido el éxito, así sea que todavía falte camino por andar, uno se pregunta por qué no puede todo ser así, es decir, por qué a la par de haber conseguido estos alcances no pudiere también haberse fortalecido el aparato de la justicia, en lugar de proceder a aniquilar la república de los jueces, o mantenido el Seguro Popular, en vez de desmantelarlo, o combatido con total firmeza a los delincuentes o validado la representación real de la oposición en el Congreso o asegurado el abasto de medicamentos —para los chicos con cáncer y para toda la población— o promovido modos más inclusivos y tolerantes desde el púlpito presidencial, entre otras tantas cosas.

Porque, miren ustedes, la pobreza disminuye pero está teniendo lugar, al mismo tiempo, una muy inquietante deriva autoritaria en el manejo de la cosa pública y la concentración del poder en un solo grupo político es también extremadamente preocupante.

No tendríamos problema alguno, quienes no comulgamos con la causa del oficialismo, en convivir armónicamente con los morenistas. El tema es que llevan extremadamente mal muchísimos otros asuntos y que no tendría que haber razón alguna, justamente cuando han tenido la capacidad de atender el rompecabezas de la pobreza, para que no fueren más tolerantes, más modernos en su visión del mundo y, digamos, menos cercanos a los dictadores latinoamericanos.

Y, sobre todo, tendrían que ser más eficientes —o, mejor dicho, más razonables— en el manejo de los recursos públicos porque, qué caray, lo de cancelar la construcción del que iba a ser el mejor aeropuerto de Latinoamérica, necesarísimo además para la capital de un gran país, lo de construir un tren nada rentable, con todo y la devastación del medio ambiente, lo de dilapidar una millonada en una costosísima refinería o lo perder dinero manejando una línea aérea, todo esto hubieran podido NO hacerlo: no tiene la menor relación con sus acciones de combate a la pobreza.

Y sí, vemos un gran logro. Pero, con perdón, México necesita una gran variedad de cosas: medicamentos, justicia, infraestructura, seguridad, salud, educación, democracia…


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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
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  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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