El tema de enjuiciar a los ex presidentes —a todos los que andan por ahí, con la excepción de Luis Echeverría— no solo estará revoloteando en el ambiente durante la larguísima campaña electoral que nos espera antes de las votaciones para renovar la Cámara bajísima en 2021 sino que, según parece, habrá de figurar como una opción en las mismísimas papeletas que los ciudadanos tendrán delante a la hora de decidir su sufragio.
Imaginemos desde ya la disyuntiva que habrán de afrontar los mexicanos: algunos acudirán plenamente determinados a darle su voto, digamos, al nuevo partido de Felipe Calderón y su mujer. Pero, caramba, al mismo tiempo tendrán que sopesar si el hombre merece ser sometido a proceso junto con los otros y, en una de esas, las historias de las raterías perpetradas por la gente que nos ha gobernado desde que se instauró el abominable neoliberalismo llevarán a los simpatizantes de los partidos de oposición a secundar la propuesta presidencial de que, en efecto, sean encausados Peña, Zedillo, Salinas, Calderón y Fox, en un primer momento, y luego, de plano, encarcelados como viles delincuentes, con perdón de los poquísimos de éstos que llegan a pisar una prisión en un país con unos descomunales índices de impunidad.
No les será nada fácil, entonces, dividir su voluntad y su conciencia a los electores que pretendieren elegir a candidatos del PRI, del PAN —o hasta del PRD y MC— siendo que sus colores representan al “sistema” de siempre y, sobre todo, estando sobre la mesa la disyuntiva de castigar justamente a los más conspicuos representantes de ese orden antiguo.
Dicho en otras palabras, ¿rechazar a Morena, el actual partido oficial, pero no repudiar al mismo tiempo a quienes, señalados crónicamente como los primerísimos culpables del calamitoso estado de cosas que estamos sobrellevando en la nación, siguen proyectando su sombra en el escenario partidista?
Me pregunto, al imaginar precisamente esta situación, si los cinco ex mandatarios figurarán en una misma boleta o si podremos escoger quién sea procesado o quién no. Sería lo mínimo que tendrían que ofrecernos a los sufridos ciudadanos, oigan. O sea, la posibilidad de diferenciar entre Zedillo y Peña, o de condenar a Salinas pero a Fox no. Digo...