Política

Luego de la fiesta, Rubio

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Ayer, habiendo consumado el golpe contra la independencia de las cortes, la Presidenta celebró su primer año de gobierno —el séptimo del calendario Pejiano— por todo lo alto. Lamento decirlo, pero la resaca de ese triunfalismo nos va a llegar tan pronto como mañana, cuando Marco Rubio, el canciller de Trump, visite el país como parte de una gira a México y a Ecuador para, según la versión oficial mexicana, firmar un acuerdo de seguridad.

Una cosa es segura: Rubio no llega a Palacio Nacional a firmar nada. Sobre todo cuando su oficina emitió un comunicado que lista sus intenciones con México así: Llevar a cabo “acciones rápidas y decisivas para desmantelar los cárteles, detener el tráfico de fentanilo, terminar la migración ilegal, reducir el déficit comercial, promover prosperidad económica y enfrentar actores malignos extracontinentales”.

Eso suena más a ultimátum que a acuerdo. Por más que Sheinbaum insista en que no habrá sumisión sino cooperación, y se emperre en citar al himno nacional como su mejor detente, la lista de Rubio no tiene mención alguna de intercambios o concesiones entre países. Y si la Presidenta pretende torearlo como ha tratado de hacer, con poco éxito tangible, con un Trump inseguro o con una Kristi Noem bravucona e incompetente, se va a llevar una sorpresa: el canciller, hijo de inmigrantes cubanos y político de carrera que no se cuece al primer hervor, entiende perfectamente el lenguaje oblicuo, resbaloso y obsequioso al que suelen recurrir para evitar compromisos concretos ciertos círculos de poder latinoamericanos. Y no le tiene la menor simpatía al nuevo partido de Estado en México. En su fallida campaña presidencial citó como sus tres pilares en materia de política exterior la fuerza militar, el libre comercio y la “claridad moral al defender las libertades”; vale la pena repasar sus dichos sobre el gobierno de México, como cuando se congratuló de que López no fuera a la Cumbre de las Américas celebrada en Washington en 2022: “Feliz de saber que el presidente mexicano, que le ha entregado gran parte de su país a los cárteles y es un apologista de la tiranía en Cuba, de un dictador asesino en Nicaragua y de un narcotraficante en el poder en Venezuela, no vendrá esta semana a los USA”. Y otra, de 2023: “López Obrador no es un buen aliado. El presidente, desafortunadamente, se dedica a decir tonterías”.

Sobre su anfitriona de mañana dijo, poco después de su triunfo en 2024: “Es mi deseo que la presidente electa Sheinbaum enfrente los retos a la democracia y a la seguridad nacional, y los Estados Unidos debe prepararse para enfrentar retos continuos y significativos en el futuro de la relación entre México y Estados Unidos”. Y, no lo olvidemos: Rubio llega al país con un acuerdo de cooperación con Ovidio Guzmán y muy seguramente otro con Ismael Zambada bajo el brazo.

Está claro que en México la Presidenta tiene todos los poderes bajo su yunta. Pero, diga lo que diga desde su templete a modo, su margen de maniobra mañana frente al canciller Rubio será entre mínimo e inexistente.


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Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Notivox (Notivox Monterrey y Notivox Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Notivox Diario con su columna Artículo mortis
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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