Al inicio de la creación de Pemex en 1938, el propósito primordial consistió en el control y la gestión de los hidrocarburos para su explotación. Tuvieron que transcurrir más de cuatro décadas para que pudiera ser considerado como parte de la estructura geopolítica de países productores de petróleo. Una vez reconocido como parte del ámbito petrolero, durante un periodo de tres décadas y media ejerció una hegemonía en el negocio, vinculado a la exportación de petróleo crudo y la existencia de una cantidad suficiente de combustibles para impulsar la economía en el país. En aquel entonces, la empresa tenía la obligación de realizar pagos, derechos y la recaudación de impuestos para la nación. Siendo estos altos, y que la empresa debía de cumplir con ellos, fuera como fuera. La empresa fue sucumbiendo ante esta situación para cerrar el déficit entre ingresos, costos financieros y pagos a la nación. La empresa tuvo que solicitar deuda para satisfacer esto, lo cual no formaba parte del dinero necesario para invertir en mantener la producción o continuar con el mantenimiento de refinerías para cubrir la mayoría de la demanda interna del país. Se trataba de una deuda impositiva de inquisición, con el fin de que la nación pudiera satisfacer el déficit presupuestal.
La reducción del presupuesto en 2015 y la imposición de endeudar a la empresa con el objetivo de cumplir con el ingreso requerido por la nación hasta 2018 provocó una disminución en la producción de petróleo de 2.5 millones de barriles diarios a 1.8 millones. Esto generó como consecuencia dejar de refinar y mantener la plataforma de exportación de petróleo crudo por encima de un millón de barriles diarios y dejar entre 600 y 800 mil barriles para refinar. Durante este periodo, el negocio estaba destinado a mantener divisas para el país, y no ingresos necesarios para mantener a la empresa operando de manera adecuada, como debe ser una empresa de esta industria. No olvidemos que los préstamos de Pemex forman parte del total de la deuda pública de México.
En 2015, la empresa tuvo un primer indicio de que podía ser autónoma al establecer una reducción programada en cierto tiempo para reducir el derecho de utilidad compartida, la cual partió de 70 por ciento, para reducir a 65 por ciento en 2019, y de estos años en adelante se mantendrá constante, es decir, cautiva dentro de la ley de ingresos.
A partir de 2018, se conjugaron las cuestiones geopolíticas y la nueva política de controlar al mercado a través de la empresa del Estado, así como la apertura que indicaba que cualquier empresa privada podía hacer la competencia a ésta. En 2019 se llevaron a cabo diferentes acciones y cambios en las políticas, normativas y regulaciones para que la empresa del Estado tuviera el control de las inversiones en el sector de hidrocarburos que, hasta la fecha, representa 90 por ciento del total de inversiones. Dependemos de la inversión gubernamental.
Desde hace más de ocho décadas, Pemex no ha podido pasar de la adolescencia financiera a una adultez como empresa mundial. Dado que está sujeta a las políticas públicas y las decisiones que se toman por parte del administrador en turno y del consejo de Pemex, en el que se encuentran involucrados las secretarías de Energía y Hacienda. Además de depender de las subvenciones que el Congreso otorgue en cada presupuesto, así como de las directrices que cada director ha sido instruido, reduciendo al estilo de gestión que puede tener en la empresa.
Hoy, la empresa del Estado, con el modelo de negocio, cambió la manera de obtener una mayor cantidad de ingresos. A causa de la comprensión de que el negocio real de los hidrocarburos no se encuentra limitado a la comercialización del petróleo o gas extraído en caso de no contar con las condiciones financieras e infraestructura necesarias para llevarlo a cabo, tal como se encuentra en la actualidad.
El 80 por ciento de la producción se encuentra en aguas someras, lo cual genera un mayor costo, riesgos ambientales y físicos en el personal que opera. La carencia de una mayor reincorporación de crudo ante una depleción acelerada de los campos actuales y la intención de tener una mayor producción, no superior a 2 millones de barriles diarios, ha dado lugar a reducir el presupuesto en la parte de exploración y producción.
El concepto actual: México no requiere vender crudo en el mercado internacional y, por consiguiente, a las reservas actuales actualizadas, es suficiente para mantener la materia prima para las refinerías que tiene Pemex. ¿Cuánto tiempo tiene?
Esto indica que el modelo de negocio cambia y ahora estará enfocado en las ventas internas, que se centrarán principalmente en la comercialización de combustibles como la gasolina, diésel, turbosina, combustóleo, gas licuado de petróleo y algunos petrolíferos, siendo estos una mezcla entre lo producido e importado, lo que requerirá el mercado interno mexicano. Hoy representan 75 por ciento de los ingresos totales de la empresa y las exportaciones de crudo equivalen a entre 20 y 24 por ciento.
La Secretaría de Energía ha informado que Pemex, de acuerdo con sus proyecciones en el sector de petrolíferos de 2025 a 2037, importará entre 10 y 15 por ciento de la gasolina del total de la demanda. Se dejará de importar 2025 en diésel, siempre y cuando todas las refinerías del sistema nacional de refinación produzcan diésel de bajo azufre (hoy solo producen 33 por ciento del total de la demanda).
En la actualidad, la refinería Olmeca solo está llevando a cabo pruebas, entre ellas el uso de un diésel con alto contenido de azufre para evaluar el rendimiento de las plantas que eliminan éste y puedan cumplir con las normas ambientales y de calidad de los combustibles. Esto confirma que no está refinando crudo. En 2027 se espera que opere con la máxima carga de entrada de crudo del tipo Maya, y solo cubrirá 20 por ciento de la demanda de gasolina y 30 por ciento del diésel.
Pemex no dispone de un objetivo concreto de largo plazo, ya que la dependencia enfermiza de tener el control de ésta por parte de la parte política entre el poder Ejecutivo y el Legislador no la dejan ser una empresa mundial.