
El mariachi Los Gavilanes de José Alfredo acompañó la tarde de conferencia-concierto para reforzar con su canto las palabras de la doctora Concepción Company Company en El Colegio Nacional, durante el homenaje a mi padre.
Señaló, como punto de partida, citando a Helena Beristáin, que la lírica es el género de la poesía que expresa los sentimientos del poeta, su estado de ánimo, su punto de vista subjetivo acerca del mundo y de los problemas humanos universales: el amor, la muerte y otros que de ellos se derivan: el gozo, la melancolía, etcétera.
Haciendo hincapié al aseverar que en la lengua no hay nada gratuito, ya que todo tiene significado, Concepción manifestó diversos puntos que fue desglosando poco a poco para demostrar que las canciones pasan de ser populares a consagrarse en lo que se llamaría tradicional. El mundo de las canciones se crea a través de una gramática que tiene reglas y usos. Algunos son casi inamovibles, mientras que otros se van transformando con el paso del tiempo. La lengua es viva y se modifica en su dinámica.
Es importante que tomemos en cuenta que la lírica de nuestros compositores se fundamenta en el Romance; en otras palabras, los poemas se escriben tomando en cuenta la métrica del verso octosílabo.
El acervo de José Alfredo podríamos decir que ya pasó por la balanza del tiempo y que de distintas maneras se ha convertido en canción tradicional; de modo principal porque el público se ha apropiado de esas letras o cantos; es decir, los ha hecho suyos. Desde luego que hubo un proceso, pero es casi un acto natural que el público acepta sin necesidad de que haya algo de por medio.
La doctora Company destaca varias características gramaticales en las canciones de mi padre. Creo que vale la pena irlas presentando para descubrir esos elementos dentro del lenguaje. La despersonalización del sujeto se devela en diversos temas, la doctora eligió “Cuando los años pasen”, ya que ahí, José Alfredo canta: “Es triste despedirse cuando se ha querido corazón a corazón, pero el amor se acaba, aunque se quiera mucho y desgraciadamente tu maldito orgullo destrozó mi amor…”.
Las verdades universales son un tópico de la literatura universal, de ahí que sea muy fácil apropiarse de ella en el lenguaje. El ejemplo que presentó Concepción fue: “No vale nada la vida, la vida no vale nada, comienza siempre llorando y así llorando se acaba; por eso es que en este mundo la vida no vale nada…”.
Otro muy ilustrativo: “Ya lo ves como el destino todo cobra y nada olvida; ya lo ves como un cariño nos arrastra y nos humilla”.
El lenguaje es dinámico, siempre está cambiando o introduciendo neologismos. Observando su funcionamiento, destaca la doctora Company, las frases hechas y los refranes, características que refrescan la lengua, manteniéndola viva, dándole un carácter local y regional, rasgos que permiten al escucha identificar el origen de esa manera de expresarse. Mientras escuchaba a Concepción hablar sobre este punto se me aparecían algunas frases o refranes que mi padre utilizaba en sus canciones: “me están sirviendo ya la del estribo, “orita ya no sé si tengo fe”. “Ojalá que te vaya bonito…”, “que no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar…”. La colegiada eligió un tema antiguo, de la primera etapa del compositor que es poco conocido y se titula “Cuatro primaveras”: “El corazón no sabe cuando el olvido llega, pero presiente todo…”.
Señala Concepción que hay una manera de comunicarse y lograr “conectarnos” con
el otro mediante los imperativos o falsos imperativos, pues son formas ideales para el diálogo, ya que no dan órdenes; comparan, rememoran y añoran. Es una estrategia gramatical de fácil apropiación. El paradigma se muestra en “No me amenaces”.
Agrega la doctora que hay cientos de ejemplos de falsos imperativos en las canciones, que no son órdenes sino añoranzas, anotó algunos de José Alfredo: “Olvídate de todos menos de mí y vete a donde quieras, pero llévame en ti… Extrañame aunque maldigas mi cariño, extrañame aunque no entiendas mi destino…”.
Otro punto gramatical que considera importante es la creación de mundos imposibles, radica en la creatividad de los seres humanos que sueñan y buscan realidades paralelas, aparecen palabras relacionadas con cuando, si, hubiera:
“Cuando me amabas todo era dicha, hasta la luna brillaba más…” (“Día nublado”). “Si yo te hubiera dicho no te vayas, ¡qué triste me esperaba el porvenir! Si yo te hubiera dicho ¡no me dejes!, mi propio corazón se iba reír…” (“La noche de mi mal”).
Con lo visto anteriormente, podemos afirmar que algunas obras de nuestra lírica popular forman parte de la literatura. Son un acervo de la canción tradicional. Son patrimonio cultural de todos y permanecen arraigados en la memoria colectiva.
José Alfredo no solo cultivó los versos cortos, como el octosílabo, sino que construyó varias de sus canciones con versos de métrica mucho más compleja como son los endecasílabos de “Un mundo raro”:
“Cuando te hablen de amor y de ilusiones y te ofrezcan un sol y un cielo entero, si te acuerdas de mí, no me menciones porque vas a sentir amor del bueno”.