Nadie lo hubiera podido saber, pero Ovidio mató al Cártel de Sinaloa. Lo hizo este viernes al firmar un documento que bien pudo ser el acta de defunción del grupo que formó su padre: su acuerdo de culpabilidad por cuatro cargos relacionados con el tráfico de drogas.
Alguna vez el cuerpo criminal más robusto y fuerte del país recibió un primer golpe duro cuando su fundador Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue detenido por tercera y última vez en el 2016. Un golpe del cual todos sus cómplices esperaban recuperarse con una tercera impresionante fuga… hasta que fue extraditado en 2017 y esa herida comenzó a sangrar.
Entonces comenzó guerra interna por quedarse con ese organismo herido. Los hijos del “Chapo” reclamaban su herencia; los históricos, como “El Mayo”, la pedían por antigüedad. La disyuntiva es la misma en todas las peleas por un reino: ¿qué pesa más, la sangre o la lealtad?
La herida sangrante se abrió peligrosamente el 25 de julio pasado, cuando Joaquín Guzmán López secuestro al “Mayo” para llevarlo a Estados Unidos. Ya no habría cicatriz, sólo hemorragia: ambos grupos ahora peleaban por un cuerpo moribundo e incapaz de sanar.
Y lo que hizo Ovidio este viernes 11 de julio en Estados Unidos es convertir esa herida en un laceración mortal. Un latigazo al costado que deja al cártel frente a sus últimos momentos con vida: el hijo más querido del “Chapo”, el que conoce todos los secretos del padre, va a salvar su vida matando al cártel. Tiene que hablarle al Tío Sam sobre las rutas de las drogas, los socios de los capos, las campañas financiadas, los amigos hechos en el camino. Todo lo que un cártel necesita mantener en secreto para vivir.
Ovidio tiene, a partir de ahora, seis meses para demostrar que es un buen testigo colaborador, es decir, que puede matar lo que engendró su padre a finales de los 80. Su trabajo ahora es amargo: darle balas y espadas a Donald Trump para acabar con el legado familiar. Si no convence en medio año, se le puede retirar de la categoría de testigo protegido y pasará el resto de sus 35 años en prisión.
Ovidio está frente a la disyuntiva: salvarse o matar. Hoy eligió matar al cártel de su padre. El final esperado de un joven desesperado.