Por primera vez desde hace años, me di la oportunidad de disfrutar el desfile conmemorativo al 163 Aniversario de la Batalla de Puebla, y quedé gratamente impresionado del trabajo que representa para los miles de participantes (civiles y militares), así como para los asistentes.
El inclemente sol hizo todavía más meritorio el esfuerzo y dedicación de los niños y jóvenes de las escuelas de Puebla, con sus carros y sus marching bands que alegraron con sus interpretaciones.
La presidenta Claudia Sheinbaum se veía contenta, y disfrutó cada uno de los grupos tanto militares como las escuelas que fueron pasando frente a las gradas, y posteriormente seguir con el recorrido donde miles de poblanos los ovacionaron.
De las fuerzas castrenses me queda claro la capacidad de organización, y su despliegue, porque cada uno de los batallones que desfilaron hacían gala de coordinación.
Después de ver pasar cada una de las columnas del contingente, me dieron orgullo las ganas que los chamacos y jovencitas le echaban a cada una de sus representaciones.
Había calidad y compromiso por parte de las instituciones que estaban presentes en el desfile. Por cierto en las gradas también hubo entusiasmo, y me refiero a las alcaldesas como Ariadna Ayala de Atlixco y Tonantzin Fernández de San Pedro Cholula que saludaban a los alumnos de las escuelas de sus municipios.
También tuve la oportunidad de platicar con la diputada federal Rosario Orozco, viuda del gobernador Luis Miguel Barbosa, que lejos de los reflectores pudo disfrutar el evento.
Ya entrados en confianza le pregunté a doña Charito como le dicen sus amigos, si extrañaba el poder, porque ahora ya no ocupaba las primeras filas, e incluso fue ubicada fuera de la grada principal.
La señora me respondió de manera amable las preguntas que le hice, algunas indiscretas, y la escuché sincera cuando respondió que al único que extrañaba era a su esposo, con quien estuvo muchos años casada y sobre todo muy apegada antes y después de su enfermedad.
Luego de varias horas de estar observando de principio a fin el paso de militares y el armamento, me queda claro que hay capacidad de fuego para hacerle frente al crimen organizado, pero a veces falta voluntad de los políticos.