
El pasado 19 de marzo, a las 21:04 horas tiempo del centro de México, hizo su entrada triunfal la esperada Primavera, pero aunque estos eventos cósmicos se han convertido en cotidianos y pasan desapercibidos en las sociedades urbanas, alejadas de la sabiduría de los ciclos de la naturaleza, para tradiciones ancestrales como las culturas originales americanas o como la yóguica en la India, sintonizar nuestros estilos de vida con las estaciones del año, ayuda al cuerpo a mantener en equilibrio su energía y su salud.
La transición estacional implica muchos cambios que pueden fácilmente observarse a nivel externo, como el aumento de temperatura o el brote masivo de flores en plantas y árboles. A nivel energético la Primavera trae consigo un aumento de luz y calor; no obstante que la Tierra se encuentra en una posición más alejada del Sol, debido a su inclinación axial, el hemisferio norte del planeta recibe una mayor cantidad de luz solar.
Renovación e inicio son dos palabras que pueden definir este periodo y es por ello que es momento de “limpiar, desechar, enjuagar, desintoxicar y limpiar los desechos corporales” para dar paso a lo nuevo, y para sentirnos “frescos, energéticos, bellos, saludables y ligeros”. La primavera se trata de trabajar el agni o fuego del chakra Manipura, ubicado a la altura del ombligo, para inducir el fuego en el abdomen y mantener el tracto digestivo activo y saludable.
Cuando el elemento fuego está en balance, hay un despliegue de voluntad, poder, auto afirmación, viveza, pasión y acción transformadora. Si el fuego es bajo, puede manifestarse depresión, falta de motivación y retraimiento; si es alto hay irritabilidad, enojo constante y agresividad. Un desequilibrio de fuego también puede causar inflamación, indigestión o gastritis. Al ser un elemento de combustión, es responsable de la regulación y distribución de la energía metabólica por todo el cuerpo.
Hablando de yoga, posiciones como la variante de Adho Mukha Svanasana con la pierna levantada hacia la nariz, o el Erizamiento de Tigre; Parivrtta Anjaneyasana, la Luna creciente con giro, o Navasana, la postura del Barco, centran su atención en el fuego del vientre avivando y equilibrando la energía corporal, interiorizando la atención, purificando el cuerpo y la mente, y transformando la conciencia.