La reforma al Poder Judicial no significará para la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, una obsesión irrefrenable como las vividas por López Obrador, ya que la próxima mandataria delinea con asesores, el futuro inmediato de nuestro país.
Al contrario del tabasqueño, hoy la futura ocupante de Palacio Nacional busca consensos y acercamientos para evitar mayores confrontaciones y hacer de lado el odio que fomentó Amlo a la nación, desde que perdió por vez primera la Presidencia.
Y es que Sheinbaum no tendrá un “día de campo” en los primeros 24 meses de su administración, máxime que arrastrará un déficit económico agobiante en la finanzas públicas que le legará el todavía Jefe del Ejecutivo federal.
A pesar de la fuerte imposición de López Obrador en las determinaciones de la virtual presidenta para el futuro inmediato, ésta ya ha dado significativos golpes de timón, como manifestándole al mandatario que ella tiene también la prioridad para escoger a su gente de confianza en la integración del gabinete en el sexenio 2024-2030.
Toda vez que Sheinbaum se sometió para que le quitaran de la lista de la candidatura al gobierno de Ciudad de México a su jefe policiaco, Omar García Harfuch, con la designación de varios futuros secretarios de Estado de motu proprio, la jefa del gobierno capitalino ha dejado notar que tiene ya en la mano todos los bártulos para llevar al próximo régimen a un sitial seguro.
Por supuesto que no será fácil que de un plumazo se borren la serie de conflictos que creó el actual régimen debido a los resentimientos del líder moral de Morena.
Sin embargo, la virtual presidenta ha dado muestras de aplomo no obstante las presiones y de que acelerará a fondo para concluir y poner en práctica todos los proyectos que hoy planean y conforman sus asesores que están encabezados por el rector de la UNAM y todavía embajador de México ante Estados Unidos.
Lo que es una realidad es que no le tiene fácil la ex jefa del gobierno de la capital de la República para que todo lo que lleva a cabo y ejecutará no es por mucho, un cuento de hadas.
Empero, sin duda buscará los mejores acuerdos para que su administración camine con rumbo cierto y no existan más, desequilibrios que le costarían la credibilidad de muchos de los casi 130 millones de mexicanos que somos en el país y que están en espera de qué la República avance hacia una estabilidad que hace años perdió por enconos artificiales que no existían y que el lopezobradorismo fomentó para su muy personal beneficio, y que ha sido el pan de cada día.
Sobra decir que como mexicano, orgulloso de haber nacido en esta patria, no le apuesto al fracaso del gobierno. Sería absurdo.
