Los protegidos de Morena, funcionarios públicos y legisladores, -todos cortados por la misma tijera- hoy son los que exigen quemar en leña verde a sus detractores, a sus más exacerbados críticos, llámense periodistas, politólogos y hasta ciudadanos de a pie. No hay ni habrá tregua a quienes consideran enemigos latentes.
Y es que no hay uno de los que han sido exhibidos por sus grandes lujos, por sus chabacanerías y bajunas pretensiones, en un supuesto ente, honorable y de “austeridad republicana”, que no haya sido cuestionado por sus gastos excesivos, superiores al supuesto salario que devengan por el papel que desempeñan.
Dan pena ajena aquellos como Sergio Gutiérrez, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, su consorte o pareja sentimental, Diana Karina Barreras Samaniego a) Lady Dato Protegido, que se exhiben en las “benditas redes sociales” -reiteraría su máximo mentor- con todo el lujo que ostentan casi siempre los llamados “nuevos ricos”.
No obstante los aparentes incesantes llamados de su líder, Claudia Sheinbaum, la presidenta de México, habla y gesticula en su ya tradicional y copiada mañanera para exigirle a los que violentan las reglas internas de Morena que dejen de exhibirse con artículos suntuosos que compran en los viajes que realizan por muchas partes del mundo.
De verdad, ni los priistas que acuñaron un poder absolutista a partir de los años 70, 80 y 90, fueron tan fanfarrones como son ahora los integrantes del partido guinda. Parecieran ser mamotretos salidos de una tira cómica, de esos que aparecían de manera clásica en nuestros años pasados.
Gerardo Fernández Noroña, todavía presidente del Senado de la República, ha hecho alarde de lo que ha acumulado gracias a los salarios, prebendas y dietas económicas que ha obtenido en sus más de 15 años de legislador federal, y no le ha faltado ningún instante para exhibirse también por sus “logros” en las redes sociales que maneja.
Todo ello aunado a los cotos de poder que se manejan al interior del Movimiento de Regeneración Nacional, poco a poco se ha convertido en uno de los constantes dolores de cabeza de Claudia Sheinbaum, que ya no sabe a quién encomendarse para salir de la crisis interna que sufre el partido en el poder y que cada vez los atrapa más en conflictos y divisiones internas.
Por eso a partir del 1 de septiembre próximo, sin duda, con medidas adoptadas y consensuadas con su gente más cercana, la Jefa del Ejecutivo federal tendrá que dar un golpe de timón para que su gabinete y equipo de trabajo no se salgan del cartabón establecido.
Ya que este parece por momentos cruciales, resquebrajarse por tantos conflictos internos que se registran de forma consuetudinaria, debido al protagonismo de cada uno de sus colaboradores.
Todo ese sombrío panorama ha orillado a que la mandataria se note abrumada, enfadada, y hasta de mal humor en las respuestas que da a los reporteros incómodos que se apuestan todos los amaneceres en el salón Tesorería de Palacio Nacional, para regatearle diálogos, la mayoría de ellos con visos de encono y hasta de enfrentamiento.
Lo que sí es un hecho que la presidenta se ha desgastado en exceso, tratando de taparle los hechos consumados a López Obrador, el que, a pesar de estar sentado en un polvorín, insiste en escribirle la tarea a la propia Sheinbaum.
Tampoco puede soslayarse de la gran presión que le ejerce, un día así y otro también, su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, quien ayer le reviró desde la Casa Blanca que “México hace lo que le decimos que haga y porque tenemos las dos fronteras con Canadá, la del norte y la del sur y ambas son horribles, pero ahora algunas gentes (sic) dicen que es un milagro”.
Sin embargo, antes de caer la tarde-noche, Sheinbaum le replicó que no se le olvide al estadounidense que en México, “el pueblo manda”, teoría que ha defendido a ultranza la propia Claudia, quien ha tratado de luchar en todo lo alto con el cretino mandatario.
Así transcurre el ir y devenir de la presidenta de México, que por momentos pareciera que está dispuesta a cortarse el cordón umbilical de su jerarca y dejarlo de lado para tomar los bártulos y esgrimir la política que quisiera heredarle a los mexicanos como filosofía muy personal.
Empero eso no será posible en tanto persista en seguir al designio del aparente inquilino de Palenque, porque en cuanto no rompa las lanzas que le unen indivisible al tabasqueño, otra será la alternativa de la ganadora de las elecciones del 1 de junio de 2024._
Notas de Trascendencia
La actitud adoptada por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, en contra de periodistas y personajes públicos que osan enfrentarla por los atropellos que comete en contra de los derechos humanos de los referidos, marcará un hoy y un después, luego de los amparos y denuncias que se presentarán en contra de la referida funcionaria.
Tras la aprobación de la Ley de Telecomunicaciones en la Cámara de Diputados, la campechana se ha dedicado a amedrentar y a humillar a quienes a través de escritos o programas, radiofónicos y televisivos, han criticado su cuestionable Gobierno en aquella entidad insertada en la península de Yucatán.
Fiel a su costumbre revanchista, Sansores lanza amenazas y hasta burlas a quienes no piensan como ella. Ya son varios los periodistas que han sufrido las persecuciones de la mandataria, que pasa por arriba los derechos contemplados en nuestra Constitución y a los que la gobernadora hace caso omiso.
En otro orden, la diputada federal Marybel Villegas mantiene una buena ventaja sobre sus posibles opositores, de frente a la elección gubernamental que se llevará a cabo en junio del 2027.
A partir de qué la legisladora fue entrevistada en medios escritos, radiofónicos y televisivos sobre sus posibilidades reales de ser nominada como candidata a la gubernatura de Quintana Roo o a la presidencia municipal de Benito Juárez con cabecera en Cancún, ha sido blanco de ataques e infundios de algunos detractores encubiertos, por supuesto, en el manto de la mandataria Mara Lezama.
Villegas Canché tiene más de 20 años en las lides políticas estatales y federales, ya que ha sido además de diputada local, delegada federal de la otrora Sedesol (hoy del Bienestar) así como de la Secretaría del Trabajo. Fue también senadora de la pasada legislatura y posee una importante trayectoria como servidor pública.
Méritos y experiencia le sobran como para ser una fuerte candidata a la gubernatura y a la presidencia municipal de Quintana Roo, pese a los embates del llamado fuego amigo que enfrenta de manera consecutiva.