Al no presentarse a declarar ante las autoridades judiciales mexicanas por los delitos graves de extorsión, corrupción y fraude, entre otros, Rubens Ricardo Franz y Lito Porto Porto, líderes de la Confederación Masónica Interamericana (CMI), fueron declarados prófugos de la justicia.
La audiencia programada la semana pasada cuando se llevaría a cabo la reunión internacional de la CMI en Cancún, buscaba entre otros objetivos dar respuesta puntual a las denuncias presentadas por un grupo de masones mexicanos afectados por los delitos presuntamente cometidos tanto por Rubens como por Lito a partir de que protestaron como dirigentes de la propia CMI.
Los masones mexicanos que vieron lesionados sus intereses, no solo personales sino de la propia institución que representan, acusaron a los referidos dirigentes de haber tejido dentro de la institución una estructura paralela de poder, presuntamente dedicada a la extorsión, amenazas, abuso de autoridad y coacción.
Empero, luego de los delitos de los que se acusa a los propios líderes de la Confederación Masónica, lo que siguió fue una maniobra que interpretaron las autoridades judiciales como una fuga organizada y la violación flagrante del estado de derecho, con lo que pasarán a la historia como uno “de los actos más cobardes y vergonzosos” que se hayan registrado en los anales de la masonería contemporánea.
Las indagatorias de las autoridades mexicanas arrojaron que Jorge Narciso Pérez Catzin, quien se ostenta como Gran Maestro de Quintana Roo y de oficio taxista, organizó la fuga de Quintana Roo hacia la frontera con Belice y escondió en las cajuelas de ocho autos tanto a Rubens como a Lito, dirigiéndose a Honduras para que Lito tomara un vuelo hasta Cartagena con escalas en Panamá y Bogotá.
En tanto Rubens se fue en otra aeronave otro hasta São Paulo, con escala en Panamá, la ruta de escape fue detallada por uno de los conductores que participaron en el plan de huida, y dio a conocer su participación como testigo confidencial de los hechos ante la propia fiscalía.
De su lado, los masones mexicanos que fueron la valiente contraparte, sí se presentaron a declarar ante la Fiscalía General del Estado en un acto de valores morales y respeto a las leyes mexicanas.
Debido a la deserción del proceso legal, la Fiscalía declaró formalmente acreditado el delito de extorsión y hoy al tratarse de un ilícito que se persigue de oficio, el caso ha tomado una nueva dimensión.
Se solicitó la emisión inmediata de fichas rojas para impedir el reingreso de estos personajes al país y activar una cacería internacional. Ya se notificaron a autoridades de migración en Centroamérica, Sudamérica y Europa.
Cabe mencionar que tras su huida de México de todas las formas ilegales, Lito Porto tuvo el cinismo y la desfachatez de dirigir una carta a la opinión pública, en la que insinuó que las autoridades judiciales mexicanas son corruptas, con lo que sin duda complicaría aún más su situación legal.
Como colofón de las traiciones de los multicitados dirigentes de la CMI, pretende tomar el control de la red de corrupción que dejaron Rubens y Lito son Lictor Enrique Reyna. Y por si fuera poco, el Gran Maestro de la Gran Logia de Zacatecas, Óscar Gabriel Campos Campos aparece también en la red de vínculos corruptos, sujeto conocido por estar acostumbrado a intimidar logias y amedrentar disidentes.
Se sabe que ha sido mencionado en múltiples testimonios como parte activa de la red de extorsiones, amenazas y chantajes, y se presume que recibió beneficios personales a cambio de complicidad con el grupo hoy prófugo y violador de las leyes mexicanas.
