Midieron sus fuerzas y la jugada le resultó mejor de lo que planearon. La banda de legisladores de Morena y sus rémoras del Verde, entre otros Manuel Velasco, prefirieron quedar mejor con el “sucesor al trono” -eso cree su padre- que con la presidenta.
El desaire o desdén, como se quiera calificar, hecho a Claudia Sheinbaum el domingo pasado en la plancha del Zócalo de Ciudad de México, dejó muy claro el panorama de que la gente del ex presidente López Obrador sigue aún sentando sus reales, no solo en el Poder Legislativo sino también en el Ejecutivo.
Vimos la actitud sobrada de arrogancia y prepotencia de Adán Augusto López Hernández, coordinador de los senadores del partido en el poder, y de Ricardo Monreal, su homólogo en la Cámara baja, que prefirieron darle la espalda a la jefa del Ejecutivo federal antes que perderse la foto con Andrés López Beltrán, apodado con un vocablo americano como Andy, quien acudió también a la cita de la asamblea convocada por la sucesora de su padre.
Faltaban 3 minutos para que iniciara el mitin de acarreados en el Zócalo capitalino, cuando los mencionados, legisladores y el heredero del tabasqueño, prefirieron tomarse la fotografía del “recuerdo” antes que saludar como debía ser a su jefa máxima.
Por supuesto que el desaire, sin ser ni escrutador oficial, menos escritor de la nueva historia de México, dejó en claro quién manda aún en el gobierno federal.
Hasta los morenistas más ortodoxos quedaron boquiabiertos e impávidos luego de ser testigos de la imperdible escena previa a la reunión donde los representantes de Morena se iban a apapachar y a demostrarse ante los ojos de los incrédulos de qué son capaces luego de que el 1 de octubre del año pasado se fue su guía moral a La Chingada, o eso hizo creer.
Tan mal se sintieron o eso fingieron e hicieron creer a los asistentes al evento, que en ese mismo instante comenzaron a mover sus redes sociales con bots y decenas de operadores, disculpándose con la presidenta por su frivolidad. Claro que no podrían quedar mal ante las huestes del partido guinda y por eso prefirieron recular antes que ser censurados o quemados en leña verde por su osadía.
Empero, aunque se quiera borrar la bochornosa escena como si se tratara de un capítulo de El Chavo, hubo miles de testigos que quedaron pasmados al observar
Notas de Trascendencia
El sacerdote católico, Alejandro Solalinde, se ha dedicado desde hace varios años a proteger a los migrantes indocumentados que han sufrido violaciones a sus derechos humanos.
Sin embargo, a partir de que se hizo más estrecha la relación-amistad con López Obrador, el obispo ha perdido la brújula y ha sido capaz de cometer graves pifias que hoy lo pintan, tal cual, de cuerpo entero.
El sábado anterior, cuándo se conoció el fallecimiento de Isabel Miranda de Wallace, el purpurado cometió un grave error al afirmar que la recién fallecida y Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, eran “lo más podrido del poder judicial”
Y fue más allá de su crítica, y por qué no, hasta en un rato de obnubilación producto de su avanzada edad, calificó a Wallace como la antimujer, declaración que fue censurada hasta por sus seguidores.
Con sus dichos misóginos Solalinde Guerra mostró pobreza moral y mental. Fue duramente cuestionado por críticos y periodistas como un hombre fuera de sus cabales y “cobarde” por sus expresiones regresivas y fuera de lugar.