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El largo camino al cierre de año

Si bien estamos a mitad de año, el camino al cierre aún es largo y tortuoso, y si no fueran suficientes los riesgos que se desplegaron durante el primer semestre, este segundo empieza con nuevas e interesantes preocupaciones. La segunda mitad del año será de todo, menos de bajada.

Empecemos hablando del crecimiento. Las perspectivas de crecimiento en Estados Unidos han sufrido una volatilidad muy importante. De creer que la recesión era inminente, pasamos rápidamente a pensar que no habrá recesión y que la economía seguirá creciendo de manera sostenida. No así en México, en donde las expectativas de crecimiento han ido menguando a lo largo del año y todo parece indicar que no rebotarán: en México tendremos una recesión este año, mientras que en Estados Unidos todo apunta a solo una desaceleración. Pero lo más probable es que no sea una recesión tan destructiva como las últimas dos (2009 y 2020); sino una recesión poco profunda en la que veremos una recuperación tan pronto como a inicios de 2026; sin embargo, no deja de ser recesión.

Por otro lado, la inflación en ambos países se niega a terminar de bajar e, incluso, para el caso de México presenta un rebote estacional que pone a varios bastante nerviosos, incluyendo al subgobernador Heath que la calificó de “inesperada”. Esto mete presión al nivel de tasas y pone cierta duda sobre si Banxico logrará llevar su política monetaria a donde ellos quieren; por otro lado, pone también en duda si la Fed logrará, siquiera, bajar su tasa en una sola ocasión. Si bien el consenso es dos veces, hay algunos analistas que ya ponen en la mesa cero recortes de tasas para este año. Los bancos centrales no tienen la visibilidad que les gustaría tener y, por lo tanto, no tienen claro hacia dónde debería ir la política monetaria.

A todo lo anterior, hay que sumarle las incertidumbres generadas por la guerra comercial y por la falta de avance en algunos frentes. Trump estaba contando que, a estas alturas del año, ya hubiese cerrado algunos tratos comerciales, sobre todo con los socios más cercanos, pero no es así. Quizás por eso es por lo que se decidió adelantar la revisión del T-MEC para el último trimestre de este año, y no para 2026, que era cuando originalmente estaba planeado hacerse. Entre más tiempo se mantenga la disrupción comercial causada por los aranceles, mayor impacto será el causado en la inflación y en la economía, y de continuar así, el segundo semestre va a ser el escenario perfecto para que dichos impactos sean más perceptibles en la economía.

Asimismo, el impacto del conflicto entre Israel e Irán podría traer más presiones sobre el ya alto precio del petróleo. Irán tiene el camino abierto para bloquear el estrecho de Ormuz, por el cual pasa 30 por ciento del comercio internacional de petróleo. Si bien un cierre del estrecho podría traer disrupciones temporales en las cadenas de suministros y, por lo tanto, un aumento en el precio del petróleo, éste podría ser temporal mientras las cadenas se acoplan y buscan darle salida a la producción petrolera por otro lado. Sin embargo, un impacto de corto plazo podría ser lo suficientemente disruptivo como para que precios generales suban y la economía se ralentice, maniatando a los bancos centrales a llevar a cabo su política monetaria como a ellos les gustaría llevarla y ocasionando un conato de estanflación en más de una economía, incluyendo la estadounidense y la mexicana.

Todavía falta mucho del año por recorrer y la moneda está en el aire. La incertidumbre se puede palpar y el mercado sigue escalando el proverbial muro de preocupaciones, sin embargo, ese muro podría llegarse a hacer más alto antes de empezar a descender, pero falta para que eso suceda. El mundo está entrando en un periodo de tensión no previsto durante el primer semestre, y eso podría traer más volatilidad de lo que originalmente se pensaba. Lo anterior no necesariamente es malo, sobre todo si se piensa con la cabeza fría y se toman las decisiones adecuadas.

A Trump muchos lo ven como el gran reformador, el arquitecto del “nuevo Bretton Woods”, pero yo tengo serias dudas al respecto. Trump encaja más en el perfil del Gatopardo de Lampedusa que afirma categóricamente que, si se desea que todo continúe tal y como está hoy, entonces todo tiene que cambiar. Estamos en ese proceso: repensar la hegemonía mundial, para que la hegemonía mundial permanezca tal y como estaba antes. Al final, el status quo prevalecerá, aunque eso implique alta volatilidad en el camino.


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Luis Gonzalí
  • Luis Gonzalí
  • [email protected]
  • CFA, Gestor del Fondo, VP y Co Director de Inversiones en Franklin Templeton México.
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