Negocios

2024: Chiflando y comiendo pinole

Históricamente, la Fed no se ha caracterizado por ser capaz de suavizar el ciclo económico cuando tiene que hacerlo. Los dichos populares existen por una razón, y hay un dicho popular en el sector financiero (no creo que lo hayan escuchado de su abuelita, salvo que su abuelita sea Janet Yellen) que dice: “El ciclo económico no muere de viejo, lo mata la Fed”. Y así ha sido. De los últimos 13 ciclos económicos, 11 han acabado en una recesión inducida por un ciclo monetario restrictivo por parte de la Fed, es decir, por un ciclo de subida de tasas. En el caso de los ciclos económicos, la sabiduría popular parece tener razón.

Sin embargo, este ciclo ha sido bastante atípico. A pesar de tener las tasas más altas de los últimos 10 años y el ciclo restrictivo más rápido de la historia, el consumo y el crédito siguen creciendo, el mercado laboral sigue sumando puestos de trabajo a un ritmo vertiginoso y a la mayoría de las empresas no les está afectando las tasas de intereses altas en sus pagos de intereses, de hecho, todo lo contrario. Los intereses netos que las empresas están pagando son menores a los que pagaron en el primer trimestre de 2021 (cuando dicho indicador tocó su pico): 45,000 millones de dólares contra 41,000 millones de dólares en el tercer trimestre de 2023. ¿Por qué ha bajado? Porque a raíz de tasas de inversión más atractivas, los intereses que han recibido las empresas también han subido, de tal forma que sus intereses netos (intereses pagados menos intereses recibidos) se han reducido.

El “mata-ciclos” económico llamado la Fed no parece estar siendo muy efectivo en reducir la actividad económica. Su arma más poderosa, a saber, las “tasas altas”, no están haciendo mella alguna en el avance de la economía. ¿Por qué? ¿Qué está fallando? Mi intuición me hace creer que nada. Vamos por pasos.

En mi columna del mes pasado titulada “El largo y tortuoso camino hacia la media” explicaba cómo las tasas realmente no estaban tan altas como los analistas pensaban. Explicaba que utilizar los últimos 10 años de historia como comparativo para determinar si el nivel de tasas era adecuado o no, nos conducía a una falacia, pues los últimos 10 años fueron completamente atípicos. Asimismo, argumentaba que tenemos que usar un plazo mayor para poder visualizar si el nivel de tasas era adecuado o no. La conclusión de la columna era que no, que las tasas no estaban altas, y que incluso, podrían subir más sin causar un efecto grave en la economía. La clave es esa. Las tasas no están tan altas y, además, han estado en su nivel actual por muy poco tiempo.

El lapso de actuación de la política monetaria es muy variado. A veces logra ajustar los desbalances de manera rápida, pero a veces no. Depende de muchos factores y de la coyuntura global reinante en ese momento dado. En esta ocasión, y debido a una política fiscal expansiva con altos déficits por parte del Gobierno de EE.UU., la política monetaria parece estar actuando de manera lenta para lograr la ralentización económica. Sin embargo, ha sido útil en el combate a la inflación, lo cual nos pone en una posición bastante peculiar. Nos conduce a adquirir una habilidad que ningún paisano cree que sea posible realizar, a esa imposibilidad física nacida del ideario mexicano que es la capacidad de chiflar y comer pinole al mismo tiempo

En otras palabras, la Fed está teniendo su pastel y se lo está comiendo (refrán estadounidense), es decir, está logrando bajar la inflación sin ralentizar la economía. Y esa parece que será la tónica imperante para el siguiente año, aunque con un pequeño detalle.

Para que exista un aterrizaje suave de la economía, es decir, una desaceleración económica sin que se cause una recesión se necesita que la Fed complete el ciclo de tasas, es decir, que las empiece a bajar, y que esa bajada sea en respuesta a cosas ajenas a una fuerte desaceleración o a un desequilibrio financiero que ponga en entredicho la estabilidad del sistema. Y esta parte final, esta “cereza en el pastel”, no parece claro que vaya a pasar. La Fed va a mantener sus tasas altas por un tiempo prolongado, incluso, por más de lo que debería, y esos desbalances que platicábamos al inicio de esta columna, que hoy parecen inofensivos, van a tender a agravarse por el efecto de las tasas “no tan altas” aunque en sus niveles actuales por un tiempo prolongado.

Sin embargo, creo que para ese escenario todavía faltan algunos trimestres. Tendríamos que ver un deterioro muy importante y rápido para poder pensar que las tasas van a empezar a bajar de manera definitiva, lo cual no cuadra con la idea de un aterrizaje suave y con la idea de una Fed que continúa con su tono restrictivo respecto de la política monetaria. Por lo pronto, los números de consumo que conozcamos a raíz del Black Friday y el Cyber Monday serán un buen termómetro de lo que nos espera para los siguientes meses. Con estos datos, podemos ir imaginando si la Fed será capaz de chiflar y comer pinole al mismo tiempo o, si será como cualquier mexicano promedio y se ahogará intentando marcar el ritmo a los mercados.


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Luis Gonzalí
  • Luis Gonzalí
  • [email protected]
  • CFA, Gestor del Fondo, VP y Co Director de Inversiones en Franklin Templeton México.
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