Eso de escuchar los noticieros radiofónicos nocturnos, como una antigua manía y para conciliar el sueño, a veces no resulta nada benéfico. En efecto, había un programa donde el locutor principal se ausentaba días enteros y en su espacio transmitían la voz de un padre llamado Galván. Tengo muy presente el asunto de lo que aprendí en la Facultad de Psicología y, pasado el tiempo, entendí que ese medio fantasma padre (no sé si de veras lo era) sólo logró embabucar a miles de gente que le ponían atención inmerecida.
Los usos de la radio y de la psicología de masas, casi del fascismo. Inocente de mí, no sabía que en ese tipo de información se obtienen pingües ganancias.
Pensemos en algo actual para lograr fijar una idea semejante y que haga referencia a lo que deseo invocar ahora.
¿En qué momento cierta clase de psicología se convirtió en gran negocio? Simple: en el mismo momento que las cadenas de radio y TV les brindaron cobertura.
El padre Galván levantaba paralíticos y hacia todo tipo de milagros. Usaba una frase: "Miren, hermanos, miren, ustedes mismos están presenciando esta maravilla, miren, hermanos". Y ahí daban su testimonio ciegos que veían de pronto la luz, sordos que oían los himnos deportivos, etcétera. ¿Se trataba de algo momentáneo gracias al poder persuasivo de un hombre como el padre Galván? Sucedía que el ciego que veía la luz al poco rato regresaba a las sombras.
No recuerdo que estación de radio tenía la exclusiva del padre Galván. Si sé que era un horario nocturno y que permanecía hasta ya muy entrada la noche. Había días que yo lograba apagar el aparato antes de dormir y otros que amanecía escuchando la programación.
Hoy que proliferan las redes sociales los usos de la psicología también son otros. Se ofrecen cursos para "estar bien" interiormente. No lo sé, les desconfío.
Si en el tratamiento psicoterapéutico hay (lo dije en una anterior colaboración), una resistencia al cambio por parte del paciente, ¿no pasa lo mismo en los cursos milagro que ofrecen cambiar la percepción del mundo y del sufrimiento?
O bien, como en el caso del padre Galván, ¿habrá un "convencimiento" que provoque maravillas y cambios de actitud y comportamiento aunque sea momentáneo?
Difícil imaginarse que la psicología y la psicoterapia pudieran ser redondos negocios. Sin embargo lo son. No es nuevo, lo eran desde antes del padre Galván a quien escuchaba diciendo "hermanos, hermanos, promuevan el milagro". "Déjense de cosas, el psicoanálisis es muy analítico", dice otro terapeuta en el ciberespacio.
En conclusión, creo que actualmente existe un mal uso de la psicología en los medios de comunicación. Sólo son historias terroríficas en horarios que han dejado de ser nocturnos.