Corrían los fríos días de diciembre de 1974 y un grupo de jóvenes organizadores del Primer Encuentro de Revistas Independientes, hacíamos la labor de darles la bienvenida a los participantes en el Hotel la Barranca, allí en el bulevar López Velarde de la ciudad de Zacatecas. Se inscribieron muchas revistas de diversas entidades del país. Entonces llegó Gaspar Aguilera proveniente de Michoacán: llevaba la revista “Pirénico” del purépecha -lo ponía él muy en claro- se traduce al castellano como “Cantar”.
El grupo de amigos que estaban alrededor del proyecto, explicaba la relación incuestionable que se da entre el misterio de la poesía y la música. O más exactamente: la poesía -decían- es movimiento y es música: es pirénico (es canto). Gaspar Aguilera, sin duda, se convirtió en el líder moral e ideológico del grupo. Él hizo suyo el proyecto, aunque no haya sobrevivido lo suficiente como él hubiera querido. Gaspar Aguilera era, en ese entonces, docente de la Nicolaita, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Desde entonces nos unió una amistad inquebrantable.
En 1978, a mi llegada a Puebla, el entonces director del Departamento de Cultura de la UAP me encomendó la realización y organización de un ciclo de lecturas literarias que se llevarían a cabo en el edificio Xosé Antonio Jiménez de las Cuevas (hoy Casa de las Bóvedas), a un costado del Edificio Carolino.
No dudé en invitar a Gaspar. Leyó su poesía a un buen público, bebimos, coincidimos con una visita a Puebla de José Emilio Pacheco y estuvimos en el desaparecido Nevados Hermilos (para quienes no lo recuerden, un elegante restaurante, ubicado en la esquina de la 2 Oriente y la 4 Sur).
Ese hecho cambiaría su vida para siempre pero me harían falta páginas para esbozarlo apenas. No hay duda, sin embargo, de que Gaspar -el “Pay”, como lo llamábamos cariñosamente- ha sido uno de los poetas más reconocidos no sólo de Michoacán sino de México. Entre su obra destacó “Los Ritos del Obseso”, “Informe de labores”, “Los siete deseos capitales”, “Zona de derrumbe” y “La ciudad y sus fantasmas”, entre otros.
Gaspar Aguilera nació en Parral, Chihuahua el 20 de octubre de 1947 y murió el 7 de noviembre de 2021 en Morelia. En 2008 obtuvo el Premio Estatal Eréndira.
Yo lo recuerdo como si estuviéramos aún bebiendo un ron añejo, ahora. Hasta pronto, “Pay”.
Juan Gerardo Sampedro
@Coleoptero55