Transcurrieron 23 años y siete elecciones para que en 2018 la ciudadanía de la zona conurbada del sur de Tamaulipas se conectara nuevamente para votar por opciones distintas al otrora poderoso PRI, que ha cedido el terreno ante el embate del PAN y Morena.
En los comicios de 1995, el Partido del Frente Cardenista ganó en Altamira con Romana Flores Rivera, el PRD lo hizo en Madero con Jorge Sosa Pohl, y el PAN triunfó en Tampico con Diego Hinojosa Aguerrevere, mientras que en 2018 Acción Nacional y Morena se llevaron las tres alcaldías.
Únicamente en las elecciones de 2004, 2007 y 2013 el PRI barrió en los tres municipios conurbados.
Comparando los resultados de 2016 y 2018, podemos dimensionar la caída del PRI, el ascenso del PAN y el torque de la irrupción de Morena, en la zona en donde habita el 22.32% de la población estatal.
Mientras que en los comicios municipales de 2016, las candidaturas del PRI en Altamira (36,736), Tampico (66,669) y Madero (33,516) sumaron 136,921 votos, en 2018 su cosecha fue de 89,455 sufragios.
Las candidaturas de Carlos González Toral en Altamira (21,566), Magdalena Peraza Guerra en Tampico (54,561) y Julio Barrientos Cisneros en Madero, (54,561) representaron una pérdida de 47,466 votos.
Y como los vacíos de poder no existen en la política, pues cuando una fuerza partidista lo pierde otra lo gana, en un juego de suma cero, Morena ha sido la opción (catch-all party) que ha ocupado el espacio cedido por el PRI.
Igualmente, comparando los resultados municipales de 2016 y 2018, vemos como el déficit tricolor representa un superávit para Morena.
Altamira (1,805), Tampico (4,330) y Madero (4,944) sumaron para Morena 11,079 votos en 2016, mientras que las candidaturas de Armando Martínez Manríquez (30,596), de Rosa Muela Morales (36,902) y de Adrián Oseguera Kernion (45,469), obtuvieron 112,967 sufragios en 2018, para una ganancia neta de 101,888 votos.
Ante la potente irrupción de Morena, que apenas en dos años pasó de 3.40% al 30.10% de la votación en esta zona, hoy Altamira, Tampico y Madero son un territorio negado para el PRI y distan mucho de ser una zona de confort electoral para el PAN.
