Política

Wendy

  • Ekos
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  • Javier García Bejos

Un grupo de chicas de entre 14 a 16 años marchan en un cortejo fúnebre. Son más de la 1 en Xonacatlán, Estado de México. El Sol pega fuerte, pero no tanto como el pesar de estas jovencitas que cargan en sus hombros un ataúd; en el interior de este yace el cuerpo de su amiga Wendy Yoselin Ricardo Sevilla. Wendy, una más en esa estadística atroz que se acumula día a día con una inercia que a ratos da pavor.

La sola imagen de un grupo de adolescentes llevando a cuestas el ataúd de su amiga, aquella con la que hace apenas una semana compartían la vida, se ha quedado pegada en mi cabeza. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿En qué momento este tipo de noticias se volvieron habituales sin que nadie se inmute? ¿Qué nos está pasando como sociedad que no podemos encontrar la manera de evitar que tantas mujeres sean asesinadas?

La vida es dura para todos y entiendo que uno no puede estar deteniéndose ante cada crimen o feminicidio nuevo, ya que se suceden una tras otro y con tal rapidez que no hay forma de mantener la cordura si uno presta demasiada atención a todas las atrocidades que se ven día a día… salvo si una de esas atrocidades nos toca a nosotros.

Por ello creo que debemos hacer algo como sociedad. Entiendo que ese “debemos” es complicado, pero si nos analizamos a nosotros mismos, en el plano individual claro está, algo puede cambiar, algo podemos hacer. No es normal y no es sana esta normalización de la violencia que impera en nuestro país desde hace más de una década.

Que la noticia del día a día sea un feminicidio o un asesinato más no puede seguir siendo nuestro panorama habitual.

Wendy salió de casa con su novio el fin de semana pasado y no volvió. Su cuerpo fue encontrado el lunes en un canal de aguas negras. Esta anécdota, esta historia, es un patrón que se repite una y otra vez ad infinitum como si viviéramos en un déjà vu sin fin. Las contantes exigencias de justicia en estos casos parecen gritos al vacío en un país que se muestra indolente frente a sus víctimas.

Y aquí subyace otro de los grandes asuntos pendientes en este país; el sistema de justicia. La casi nula reparación de daños a víctimas vía las instituciones ha dejado el camino libre para que en este país se pueda cometer un delito casi sin ninguna consecuencia. Los crímenes contra mujeres son el ejemplo por antonomasia de la omisión constante de las autoridades.

Hemos visto como el Estado protege a presuntos violadores, monumentos y edificios, pero no es capaz de mejorar e invertir en políticas públicas que protejan a sus ciudadanas para que no tengan que salir a las calles a exigir el absurdo de que las dejen vivir.

Es verdad que no existen respuestas sencillas para problemáticas complejas y el asunto de la misoginia y el machismo tienen inercias harto profundas que nos va a llevar mucho tiempo modificar, pero si no hacemos algo, por lo menos en nuestro fuero interno, esta terrible realidad no va a cambiar y no vamos a conmovernos o sentir empatía hasta que seamos uno de nosotros los que tengamos que cargar un féretro.

Javier García Bejos


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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