Mientras esperamos a que los señores de la guerra se decidan por armar o no el apocalipshit, no queda más remedio que divertirnos pensando en nuestra oposición.
Una opo que ya no sabe si apoyar a Donald Trump, exigir a gritos en todos los medios posibles que esto es una dictadura, o alucinar barato, baratísimo. Como si los montajes y la fake news no fueran tan fallidas, ahora un tal Raymundo Rivapayacho quiere hacernos creer que esta es una película de chencha pechón y quien está controlando todos los engranajes de Tercera Guerra Mundial es —aunque usted no lo crea— López Obrador. Sí, desde su hamaca en Palenque, mientras se come unos tamales de chipilín con los ayatolas, controla los destinos de Trump, Putin, NetanYajuu, Xi Jinping y Lionel Messi.
Oiga usted, estos alucines no los tiene Simón Trevi, y superan a los de Krauze cuando anunciaba que AMLO manipula a las buenas conciencias desde un submarino soviético. Eso y cuando la dotorcita Dresser alegaba que López no es nuestro pastor, que con él todo nos faltará.
Alucines como de película del Santo contra las mujeres vampiro, donde López Obrador también tiene relaciones con los extraterrestres que habrán de invadir la tierra, con una pequeña ayuda del ET, Palpatine, Darth Vader y directamente desde Melmak el mismísimo Gordon Shumway, es decir, el gran Alf. (No se rían).
Señores periodistos que están casi al nivel de los grandes luchadores por las causas del proletariado que exigen desde la Coparmex que la semana de 40 horas se discuta hasta que Mary Amparito Casar deje de cobrar su pensión en Pemex. Esa clase de fanáticos del neoliberalismo salinista-zedillista que quieren que la masa trabajadora paguen por ir a la chinga a chambear.
Ya se sabe, los empresarios son los héroes de esta película, papá, en donde la bola de morenacos quieren arrebatarles su plusvalía. Cómo voy a creer que los obreros y los campesinos pretendan, comer tres veces al día.
Como quiera que sea, no pensé que dios nos iba a prestar vida antes del Armagedón, para ver un hecho abracadabrante comparable con los zedillescos tiempos de la Paca y el Nintendo de Carpizo: vía la Ouija, la señora Wallace reapareció con un mensaje de ultratumba para maldecir a todos sus enemigos. No solo porque este comunismo maldito no la dejó torturar a gusto como lo hacían García Luna Productions, sino por ponerla en ridículo al liberar a Hilda González y echar su caso al infierno. ¡Escalofriante!
Todo es culpa de López.