Negocios

Incertidumbres, efectos, golpes

Las amenazas arancelarias del gobierno de Donald Trump, con sus negociaciones y postergaciones, ya generaron un nerviosismo persistente en los mercados internacionales. No sólo se trata de los aranceles del 25 por ciento a las exportaciones que penden sobre México y Canadá sino del inicio de una guerra comercial con China y una larga serie de repercusiones en mercados europeos, asiáticos y latinoamericanos. De este lado del mundo, en América Latina, los primeros efectos se notan en la reducción de las expectativas de crecimiento económico y eso ya vislumbra consecuencias no muy favorables.

Las proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) apuntan a un crecimiento de 2.4 por ciento en la región en 2025, aunque con los sobresaltos generados por los aranceles seguramente hará ajustes importantes en poco tiempo. México es el ejemplo más importante: en las noticias se da cuenta de recortes a los pronósticos de crecimiento que van desde un repunte inferior al uno por ciento hasta las voces más fatalistas que hablan de recesión y especulan que la caída será de tantos puntos dependiendo de si finalmente se aplican los aranceles.

El escenario actual no sólo está plasmado de incertidumbre sino de nerviosismo. Y eso tiene efectos directos en las inversiones, los proyectos, los emprendimientos y los negocios en general. Con la incertidumbre a flor de piel, lo más usual es que se pausen las inversiones en espera de que se tranquilicen los mercados y se tengan condiciones un poco más seguras para impulsar proyectos e iniciativas.

Esta situación tiene efectos directos en los países latinoamericanos, sobre todo en los que mayor dependencia tienen del mercado estadounidense, como México. Con un crecimiento económico insuficiente y con las inversiones a la expectativa por la turbulencia arancelaria y comercial que flota en el ambiente, el impacto en el mercado de trabajo, en la generación de empleos formales y en la calidad de los mismos será importante. En América Latina la informalidad laboral es tan elevada que la mayoría de los trabajadores no tiene seguro, prestaciones ni estabilidad. Y con el contexto que se vive actualmente, es muy improbable que mejoren las condiciones de trabajo.

Después de la pandemia de covid 19, uno de los grandes retos era recuperar el nivel de los empleos. Y aunque en cantidad nos hemos acercado a las cifras que se tenían antes de la pandemia, en cuestión de calidad estamos lejos de mejorar: los salarios siguen siendo bajos, los empleos son informales, la pobreza laboral afecta a una buena parte de los trabajadores y, en general, el hecho de tener un trabajo no garantiza que los trabajadores tengan condiciones para salir de la pobreza y mejorar su nivel socioeconómico.

El golpe más fuerte de este escenario incierto no está en los indicadores sino en el bolsillo de la gente, en las oportunidades perdidas, en la insuficiencia de empleos, en los ingresos limitados y en una movilidad social cada vez más restringida.

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Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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