Negocios

El fin del rebote económico

El reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) confirma dos hechos que contrastan: por un lado, el buen momento de las economías de México y Brasil genera un impacto positivo que mejora los pronósticos de crecimiento para la región; por otro lado, fuera de estas dos grandes economías, el resto se encuentra en proceso de desaceleración por el fin del llamado efecto rebote, es decir, del repunte económico que se dio tras la gran crisis de 2020 provocada por la pandemia de covid-19. Brasil crece debido a la mejor producción del campo, México crece sobre todo por la relocalización de empresas, las inversiones y la relación con la economía de Estados Unidos.

Los cálculos de la Cepal auguran un crecimiento de 2.9 por ciento para México en 2023, lo que representa una gran mejoría con relación al pronóstico anterior de 1.5 por ciento de repunte que la misma Cepal hizo en abril. En el caso de Brasil, el pronóstico para 2023 es que logre un crecimiento de 2.5 por ciento, tanto en abril se creía que el repunte sería de sólo 0.8 por ciento. Y para América Latina, la estimación es que el Producto Interno Bruto (PIB) aumentará 1.9 por ciento en 2023, mientras que en 2024 habrá un freno y el repunte será de 1.5 por ciento.

De las proyecciones de la Cepal hay varias cosas muy interesantes para pensar en la economía latinoamericana. Por un lado, el buen momento de Brasil y de México -buen momento relativo, en comparación con la crisis pandémica- representa un impulso para los grandes números latinoamericanos pero claramente no tiene un impacto distributivo importante. Es decir, al resto de las economías, sobre todo las más pequeñas, nos les llegan las bonanzas de este buen momento de los dos gigantes. Una muestra de ello es que la Cepal vislumbra un estancamiento de estas economías, lo que en la práctica representa que no habrá condiciones para disminuir la pobreza en los respectivos países.

Lo otro que también es preocupante es que estamos ante el fin del efecto rebote sin que esto haya significado una reactivación importante de los motores económicos. La tendencia es volver a la misma situación que se tenía antes de la pandemia: crecimiento insuficiente, empleos de mala calidad, elevada informalidad, y niveles de pobreza y desigualdad que equivalen a cifras de escándalo. Y aunque México y Brasil respiran por el buen momento, en realidad su impulso también es coyuntural: las cosechas, las relocalizaciones e incluso las inversiones pueden acabarse y con ella también se acaba el impulso.

La cuestión de fondo es que las economías latinoamericanas siguen siendo precarias, dependientes de economías ajenas como la de Estados Unidos, de los buenos precios de las materias primas o del buen tiempo para agricultura. Nos hace falta motores propios, más potentes y resistentes. Nos hace falta la base de una mejor educación, de más ciencia y tecnología, y de más visión de futuro. Nos hace falta más preparación para reducir, por nosotros mismos, la pobreza y la desigualdad.


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Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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