En estos días, al ofrecer boletos de cooperación para causas nobles del club al que orgullosamente pertenezco, me tope con crudas respuestas, ya que algunos amigos con la sinceridad que los caracteriza me dijeron que los tiempos de bonanza como para desprenderse de un dinero, aun con propósitos de ayuda a los que menos tienen, no son los actuales, como bien se podía hace algunos años.
Es muy común visitar a los 20 empresarios altruistas de la zona, quienes por lo regular acceden a remediar causas difíciles de alcanzar por sí mismas, y aun cuando hay unas cuantas fundaciones legalmente constituidas, tanto esos exitosos empresarios como las organizaciones no se dan abasto para remediar las peticiones que se les hacen.
Ya vimos que el gobierno federal se hace el desentendido, ante los escases de una mejor gobernanza, como atención médica y de hospitales y, ahora con el inminente arribo de miles de conciudadanos que están siendo deportados de los EE. UU. hacía México, incluidos indocumentados de otros países, el panorama no es ni por poquito alentador.
Para que se hacen, si con los que ya estamos no pueden, imaginémonos lo que se avecina, atender los servicios más básicos como la vivienda, empleo, educación o la salud, a tantos y tantos queridos paisanos que volverán a nuestro maltrecho país de pobres, que, aunado a ello, hay que sumar los millones de dólares que ya no llegarán a México
Tampico es el único lugar, lejos de la frontera norte, donde se están instalando carpas para atender a migrantes y eso es un sinónimo que demuestra que tal decisión unilateral viene de donde mandan sin consultar, ojalá que los que tomaron esa resolución brinden recursos y no solo dejen tan pesado lastre.
Para ayudar al prójimo efectivamente no tiene que ser desprendiéndose de dinero o bienes materiales, también se puede brindar el servicio a la comunidad con mano de obra, rifas, ventas de garaje, de alimentos, o mediante pláticas de aliento a enfermos y desvalidos.
Aquí, aun cuando hay filantropía y los donantes no se rajan, más la suma de las asociaciones, clubes de servicio, fundaciones, no hay para todo ni para tantos, por eso aplica el dicho de la abuela; “si no me das, no me quites”.
