Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, el Presidente defendió el saludo que de una forma amable le entregó a la mamá del Chapo Guzmán allá en Badiraguato: “A veces le tengo que dar la mano, porque es mi trabajo, a delincuentes de cuello blanco que no han perdido su respetabilidad, cómo no se la voy a dar a una señora, se me hace mal hacer eso. De las cosas que más me duelen en esta vida, lo confieso, es no poder dar la mano, no poder abrazar, pero por las medidas estoy procurando guardar sana distancia y voy a seguirlo haciendo, pero hay casos en que no puedo”.
“Me entregó una carta, y como todas las madres, todavía no conozco a una madre que acepte la culpa de un hijo, las madres tienen un amor especial, sublime ante los hijos; que no lo ha visto en cinco años y que no se quiere morir sin verlo y me pide que le ayude para que el gobierno de Estados Unidos le permita viajar a ver a su hijo; voy a hacer el trámite, pero eso depende del gobierno y de la embajada de Estados Unidos, por razones humanitarias se le debe permitir ir, desde luego con cuidados y medidas sanitarias; lo haría por cualquier ser humano”.
Con el perdón, pero no estamos ante “cualquier ser humano”, sino ante uno de los grandes criminales de la delincuencia organizada de México. Por cierto, a Gilga también le duele no dar la mano, no repartir abrazos y ya entrados en gastos no dar besotes en el cachete.
Amor eterno
Ah, la bondad; ah, la comprensión; ah, el amor de una madre. Cada quien busca siempre y a su modo el orgullo de su mami. Joaquín dijo: ¿cómo ganarme el amor de mi madre? Asesinaré a miles, eso la llenará de orgullo y fe en mí.
De pasada, el Presidente se dio tiempo para criticar a sus adversarios: “es la hipocresía del conservadurismo, pero hubo un gobierno que negoció con el hijo de la señora, y no dicen nada, de veras que son hipócritas, esa es la verdadera doctrina del conservadurismo, la hipocresía y que acepten que no somos iguales, nosotros no establecemos relaciones de complicidad con nadie… Claro que no, es una situación humanitaria, y lo haría ante cualquier circunstancia parecida aunque se me vengan encima los conservadores y sus voceros, los asalariados al servicio del conservadurismo”.
Como otros lo hicieron, yo puedo hacerlo: hipócritas. Liópez Obrador se comprometió a hacer pública la carta que le entregó la mamá de Joaquín Guzmán Loera donde le pide que intervenga para que pueda viajar a Estados Unidos a ver a su hijo. Gil se une a esta causa humanitaria: dejen que la señora vea a su bebé, no seamos injustos. Sí, los caminos de la vida no son lo que ellos pensaban, no son lo que imaginaban, no son lo que ellos creían. Y ni modo: a sangre y fuego.
El Presidente: “Les voy a dar a conocer la carta, le pido a la señora que me comprenda y que no tenemos que ocultar, no hay nada que pueda avergonzarnos, ni a ella ni a mí, ella tiene todo el derecho como madre de defender a su hijo, y yo tengo la obligación de escuchar a todos los mexicanos… Al momento de entregar la carta ahí viene la primera gestión que se hizo y no tuvo éxito, y me pide que ella quiere ver a su hijo… Yo le pedí al canciller que lo viera, pero no depende de nosotros, depende de la embajada, voy a dar la instrucción para que se hable con la embajada para pedirle lo que la señora solicita, en cuanto a que quiere visitar a su hijo. Hay quien no ve esto con buenos ojos, no les gusta, ni modo, yo no soy monedita de oro, ahora mismo se las voy a entregar”.
No soy monedita de oro/Pa' caerle bien a todos / Así nací y así soy / Si no me quieren, ni modo/ El cielo tengo por techo/ Nomás el sol por cobija / Dos brazos pa' mantenerme /Y un corazón pa' tu vida. Ah, grandísimo Cuco Sánchez, Gil te saluda de hinojos e hinojas.
Todo es muy raro, caracho, como diría Faulkner: Se puede confiar en las malas personas, no cambiarán jamás.
Gil s’en va