Política

Luis García Montero

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Gil caminaba sobre la duela de cedro blanco del amplísimo estudio. Se acercó a los libreros y encontró este libro recién llegado a casa: Más flexibles que el mar son las palabras de Luis García Montero (Madrid, Instituto Cervantes, 2024). Gamés arroja un puñado de subrayados a esta página del fondo:

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Conviene distinguir entre las relaciones de la lengua con la historia y las políticas lingüísticas. Una lengua es parte, claro está, de la historia, vive en movimiento, pegada a la vida y las coyunturas, establece vínculos de ida y vuelta con sus hablantes, sugiere o impone formas de relación social que marcan el pensamiento y las acciones. No es lo mismo informar que 50 ilegales se han ahogado frente a las costas de España que dar noticia de la muerte de 50 náufragos, 50 personas migrantes. Los idiomas han servido muchas veces para animalizar al otro hasta convertirlo en una amenaza y han creado las condiciones para la extensión de prácticas genocidas y totalitarias.

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Diálogo, mestizaje y reconocimiento resultan decisivos para tratar sin falsificaciones históricas una lengua que nación del latín, origen de otras lenguas, y que se ha extendido hasta los casi 500 millones de hablantes nativos como un lugar de encuentro, un recurso vehicular, acostumbrado a enriquecerse en los matices y a convivir.

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Para un pensamiento democrático no resulta fértil conducir la necesaria conciencia crítica a la confusión de los espacios públicos e institucionales con el mal. ¿Renunciamos a la autoridad del ser humano a la hora de decidir lo que merece o no ser respetado? ¿Es acaso la libertad justa y democrática lo que ordena la convivencia cuando el poder institucional desaparece? Pienso que en realidad solo queda un vacío o un vértigo de presencias incontrolables para el bien común, un poder al margen de los valores sociales de una democracia.

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¿Y yo como granadino y descendiente de granadino debo pedir perdón quinientos años después? ¿O soy heredero de las víctimas, y debo exigir que me pidan perdón? ¿A quién? ¿Quién? A veces las estrategias identitarias esencialistas no solo nacen del discurso de los vencedores, sino que también promueven la falacia de un pasado de las víctimas inseparable de su presente. Hay en juego otro tipo de mentiras. ¿Soy heredero de Boabdil? ¿Son herederos los africanos que se ahogan en el mar Mediterráneo? ¿Hacen falta leyendas para respetar los derechos humanos en el presente? Con la historia por medio, con la multiplicación de los siglos y las identidades, casi todos los relatos épicos, sean del sufrimiento o la crueldad, son tan falsificadores como esa patraña de la Reconquista que se culminó con la capitulación de Boabdil, sultán nazarí de Granada, ante los Reyes Católicos. Insisto: ¿quién debe pedir perdón? ¿A quién se le debe pedir perdón? ¿Podemos despreciar tanto la historia y la vida como para considerar que unos seres humanos están en el congelador del tiempo durante 500 años? ¿No es una falta de respeto a la gente de hoy? ¿Una invasión de los derechos humanos en la inercia de unos antecedentes penales enloquecidos?

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Amo demasiado mi patria como para ser nacionalista, como para odiar a otro en nombre de mi miedo y de mi lengua.

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Entender la democracia es un compromiso permanente con la construcción de una sociedad respetuosa con los derechos humanos y basada en la igualdad, la libertad y la fraternidad. La historia vivida y leída me hizo decir en mi juventud: “A paseo la dictadura”. Ahora digo también: no renunciemos al trabajo institucional ni a las posibilidades de su poder. A paseo cualquier estrategia que paralice el compromiso con la esperanza de un futuro sostenido en los valores democráticos.

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La lengua nos forma y si el conocimiento de otros idiomas es importante, desconocer el sedimento de la lengua materna a la hora de preguntarnos por nosotros mismos, por nuestra forma de participar en una comunidad, fuerza una dinámica irresponsable para nosotros mismos y para la comunidad. Cualquier proyecto de sociedad o Estado que no respete su diversidad lingüística supone una voluntad autoritaria de negación de la diversidad. Pero no conviene tampoco olvidar que si las mayorías no pueden ser sectarias, también corren el peligro de convertirse en identidades cerradas las minorías que se definen de manera unidimensional en un autoconocimiento cargado de soberbia y sin participar en el compromiso de lo común.

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Como todos los viernes, Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero se acerca con la charola que soporta la botella de Grey Goose, Gamés pondrá a circular las frases  de George Orwell por el mantel tan blanco:“Pero si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento”. 

Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
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  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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