Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil entendió: el culpable de los hechos violentos ocurridos en una marcha de vecinos de las colonias Condesa y Roma en contra de la gentrificación es a todas luces Miguel Ángel Mancera, ex jefe de gobierno de la Ciudad de México. Después de él no hubo, que Gil recuerde, otro jefe de Gobierno. De Mancera hay un salto a Clara Brugada. C’est l’histoire. O, ¿falta algún jefe de Gobierno? No y ustedes lo saben. O, tal vez existe un hueco histórico que no lo es realidad. Ah, ya entendió Gamés, los adversarios se refieren a la jefatura de gobierno de Claudia Sheinbaum. Pues con la pena, cualquier cosa que quiera decir gentrificación, en el caso de que haya ocasionado quebrantos a la ciudad, cosa que Gil duda, la entonces jefa de gobierno Sheinbaum fue activa integrante de ese cambio.
Gamés observa todo esto a ojo de buen culero, o como se diga. Tras las protestas del fin de semana en contra de la gentrificación en la Ciudad de México, por parte de vecinos nacionales hasta los huesos, la presidenta Claudia Sheinbaum atendió el tema en su mañanera de pueblo bueno.
Nosotros nada de nada
Ante las movilizaciones, en las que se reportaron afectaciones a diversos negocios y dichos como “¡fuera gringos!”, la Presidenta explicó qué es la gentrificación: un proceso no exclusivo a México y que han vivido ciudades como Nueva York. Según explicó, la gentrificación es un “proceso que se ha vivido en la Ciudad de México y en otras ciudades, muchas ciudades del mundo, donde la población original que vive en cierta colonia, empieza a verse desplazada”.
Gil lo leyó en Aristegui noticias: “Sheinbaum añadió que este proceso es uno que, no siempre, pero en ocasiones, se ha promovido desde el Gobierno, algo de lo que también se exculpó de cuando fue jefa de Gobierno de la Ciudad de México, así como a la actual ejecutiva capitalina, Clara Brugada”. Por otro lado, señaló a Miguel Ángel Mancera, acusándolo de que, durante su periodo en la capital, cambiar el uso de suelo para hacer más rentable el cambio de vivienda para desarrolladores inmobiliarios y a expensas de la población. ¿Lo ven? La Presidenta nada tuvo que ver cuando fue jefa de gobierno durante solo seis años. O sea: nunca te hagas cargo de tus actos, los responsables son los otros, la gran Academia Liópez de Política.
El que gentrifique será
un gran gentrificador
Afirmó que se convirtieron viviendas de tres pisos a vivienda de 20 para buscar mayor margen de ganancias, pese a no tener permisos, actuación que relacionó al llamado Cártel inmobiliario. Correcto, y la jefa de gobierno tenía una venda en los ojos. También mencionó la compra de terrenos para fabricar vivienda a costos mayores que imposibilitan a sectores económicos no privilegiados vivir en estas zonas.
Muy bien: todo esto ocurrió cuando yo no ocupé la jefatura de gobierno. “Así se va, digamos, ampliando la cantidad de personas que van llegando a estos lugares, expulsando a los pobladores originales, y entre otras cosas, elevando el nivel de vida en esos lugares.
Y la conclusión es de una lógica transparente: por ello, aseguró que las personas que se manifestaron “tienen razón en decir ‘bueno, pues por qué se da este proceso’, pero que no es aceptable que se caiga en la xenofobia”. Y listo, todo arreglado.
¿Y de dónde vienen los grupos de choque que destruyeron locales comerciales y agredieron a migrantes y pintaron paredes? ¿Y por qué no se presentó un solo policía hasta que los demanes terminaron? Es que de veras.
Con todo, la presidenta Sheinbaum reconoció que la gentrificación es un proceso normal en varias ciudades importantes, aunque no debe ocurrir “si expulsan a quien está ahí originariamente para irse a vivir a otro lado”. Divides entre los que tienen recursos económicos y los que no tienen. Y entonces se quedan las mejores zonas de la Ciudad aquellos que tienen más recursos económicos, dijo la Presidenta.
Todo es muy raro, caracho, como diría el refrán. “Al comprar una casa, piensa en el vecino que adquirirás con ella”.
Gil s’en va