Una amiga que no malquiere a Gil le escribió a propósito de la carta de Beatriz Gutiérrez Müller en la cual desmiente que vivirá en Madrid y que su hijo Jesús estudiará en la Complutense. Tiene razón la amiga de Gilga: muchas veces el que explica se complica, éste es uno de esos casos.
En su airada respuesta bañada en una prosa almibarada, Gutiérrez Müller se complica y no explica, por ejemplo, la razón por la cual pidió la nacionalidad del país que tanto daño infligió a los pueblos originarios de los grandiosos ancestros mexicanos. Tal vez le pareció innecesario, lo cual es una decisión de la señora, aunque, mm, ejem, ejem, cof, cof, ella desató el absurdo reclamo del ex presidente Liópez a la Monarquía española.
También es verdad que Gil pensó que podía ser un falso mensaje, pues viene firmado por Beatriz Gutiérrez “Mueller”, pero todos los asquerosos medios que ofenden a la cuatroté la dieron por buena. A todos esos medios “los ha llamado calumniadores profesionales de la derecha más rancia y corrupta, fanatizados por completo y quieren vengarse de ya saben quién”.
Caramba, se aprenden cosas en Palacio Nacional: “el hampa del periodismo y sus jefes, de la mafia del poder, cada día enseñan más el cobre”. Perdón, pero quien tiene el poder es Morena, y qué poder, nomás por no dejarlo pasar.
Miel
El pasaje iracundo de la carta es bueno, la verdad, pero los párrafos de miel, insuperables. “Estoy enamorada de un hombre y de mi hijito. Somos una familia muy unida a la cual han vilipendiado por los ideales de ese loco hermoso llamado AMLO. Estamos siempre en resistencia (por cierto, lo fui a ver este fin de semana a Palenque. Sepan que los protejo, y lo seguiré haciendo hasta con mi vida, si es necesario)”.
Los ojos de Gil se inundaron de lágrimas (arrasaron, pues). No lo pudo soportar y tuvo que titular así el guion que ya escribe a ver quién se lo compra para una gran telenovela: “El loco hermoso de Palenque”. Cuando el amor es indestructible, Pemex resurge de las cenizas, o como se diga.
La familia en resistencia: Gil, siempre distraído pensaba que todo el poder de la familia y del ex presidente Liópez y los suyos habían arrasado con todo lo que se les interpuso durante el sexenio. Pero ya ven, puras fantasías, locuras de Gamés inyectado con el suero de la maldad de los adversarios. Ah, l’amour, ¿quién se resiste a la pasión? Mju.
Tokio blues
En esas románticas andaba Gil cuando se estrelló con la noticia: “El hijo del ex presidente (Andrés Manuel) López Obrador, Andrés Manuel López Beltrán, se alojó en el hotel The Okura Tokyo. Aunque negó pagar 22 mil pesos la noche, documentos muestran que ocultó otros gastos, como una cena de más de 47 mil pesos en un restaurante del lugar”. Y ahí están las facturas de una sola noche. Y además no invitan: la champañita, el pescado de Dios, los vinos de Baco, el whisky de Churchill, los vodkas de Lenin. Los postres de las islas griegas.
Caramba, pues se han despachado con el cucharón de los lujos, del exceso, de la sinvergüenzada. Y todo por unas vacaciones de unos 15 días en los cuales el secretario de Organización de Morena se ausentó del Consejo General de su partido.
Gil pregunta: ¿no hay en todo esto una mentira, una simulación? Doscientos pesos en la cartera, aunque nunca explicó de qué vivió durante veinte años, o más; Gamés aventura: pues de lo mismo que vive su familia en estos días.
La obviedad no sobra: ¿y la austeridad, y el pueblo, y el no robarás, y el no mentirás, y no beberás en Tokio, ni vivirás en Madrid, ni tendrás casa en Houston? Ah, la coherencia, celebremos.
Todo es muy raro, caracho, como diría Bertolt Brecht: “Muchos jueces son incorruptibles, nadie puede inducirlos a hacer justicia”.
Gil s’en va
