Tarabilla de bullicios, Gil se dio una pausa repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio. Así leía con serenidad y sin meterse con nadie una nota de Mentimex, o Notimex, da igual, reproducida en su periódico La Crónica. En ella se informa que “el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo, informó que a partir de diciembre de este año se presentarán los resultados de la reversión de la inseguridad y violencia que hay en el país”. Si Gil entendió algo, cosa improbable, Durazo pidió un año más.
En la IV Reunión Plenaria de los senadores de Morena, junto con las fracciones de PT, PES y PVEM, Durazo dijo que a partir de diciembre de 2018 se rompió la tendencia creciente de la violencia en el país. Aquí hay complejidades. Mientras Gilga leía esta nota, su revista Nexos del mes de febrero reproduce en la portada una gráfica escalofriante de la violencia desde 2010. Arriba, en todo lo alto de la fachada de papel aparece esta cifra: 2019, 35 mil 588 homicidios.
Gamés volcó la olla del mondongo: ¿el año más violento desde que empezó el horror mexicano rompió la tendencia al alza de los homicidios? Gil se llevó los dedos pulgar y cordial a las sienes, un gesto de estos tiempos y meditó: aquí, alguien miente. Su revista Nexos publica 10 contribuciones que analizan la nueva política de seguridad resumida en la desafortunada frase de “abrazos y no balazos”. Entre los autores del número 596 de Nexos, se encuentran Eduardo Guerrero y Alejandro Hope, los dos gurues (y buroes) de Gil en materia de inseguridad y violencia.
Remoje, lave y tienda
Durazo explica (es un decir): “La tendencia es primeramente la estabilización y control de la tendencia de crecimiento para luego lograr su reversión, meta que nos proponemos cumplir en el transcurso del año, y habremos de presentar resultados a más tardar el primero de diciembre que se cumplen los dos años de nuestro gobierno”. O sea, primero que se estabilice la balacera, cosa que no ocurrió, pues los homicidios aumentaron; luego, detener el crecimiento de la violencia, hecho que tampoco ocurrió; y al final la reversión en diciembre de 2020. A decir de Durazo, de 2018 a 2019, la inseguridad se redujo en un 2.5 por ciento, en comparación con el periodo anterior (2017-2018), que fue de 16.9 por ciento.
Escribe Guerrero en “Cambio de rumbo, error de cálculo” publicado en su revista Nexos: “2019 será un año con más homicidios que 2018. Sin embargo, en su primer año de gobierno, López Obrador logró romper la tendencia de crecimiento desbocado de la violencia registrada en años previos”.
Si lo dice Guerrero, persona de chapa, debe ser una verdad, pero parece más bien un consuelo de muchos. Gamés no quiere pasar como el perro de los ingenios, pero oigan esto: hubo 35 mil 588 homicidios en 2019; piénsenlo con calma, pudimos tener 50 mil muertos y eso habría sido mucho peor. Pues sí, eso que ni qué.
Durazo no se deja, desde que trabajaba con Vicente Fox era bragado: “Hoy dicen: cambien de estrategia pero nadie dice en que consiste el cambio de estrategia, pueden estar o no de acuerdo con la estrategia pero nadie puede negar que hay estrategia”.
De que la hay, la hay, la estrategia, porque si no la hubiera, nadie la ve, y si nadie la ve pues es como si no existiera.¿Estamos?
Los datos del dato
Durazo dijo que el uso exponencial creciente de la fuerza policial y militar no dieron resultados. Por ello, la estrategia del actual gobierno es fortalecer los elementos policiacos y militares, donde subrayó la creación de la Guardia Nacional. Así como en acciones de inteligencia financiera, que es donde más le duele a las organizaciones criminales.
En esto al secretario de seguridad le asiste la razón. Según Durazo, los homicidios de 2019 fueron 17 mil 198 frente a 17 mil 773 de 2018, lo que reconoció que no es mucho “pero tiene el mérito de romper la tendencia de crecimiento, ese es el tema”. Chirriones, ¿qué pasa aquí? Gil tiene otros datos.
Todo es muy raro, caracho, como diría Francis Bacon: La duda: la escuela de la verdad.
Gil s’en va