
La aprobación presidencial constituye un indicador fundamental de legitimidad política, confianza ciudadana y estabilidad institucional. En agosto de 2025, los datos de Parametría muestran que 75% de los mexicanos aprueban la gestión de Claudia Sheinbaum, frente a un 19% que la desaprueba. Este respaldo mayoritario se sustenta en una combinación de continuidad con las políticas sociales de su antecesor, percepciones de desempeño en áreas clave y expectativas ciudadanas respecto a su liderazgo.
El principal motivo de reconocimiento hacia su gobierno es la continuidad de los programas sociales, señalado por 32% de los encuestados como su mayor logro. Esto refleja que la población identifica la política social como un pilar de legitimidad, al garantizar transferencias y apoyos directos a sectores vulnerables, particularmente adultos mayores y estudiantes. La aprobación no se explica únicamente por resultados inmediatos, sino por la certidumbre de que el modelo de bienestar se mantiene.

Sheinbaum inicia su mandato con un 79% de aprobación promedio en su primer año, cifra idéntica a la de Andrés Manuel López Obrador en 2019, y muy superior a la de Calderón (58%) y Peña Nieto (59%) en sus respectivos arranques. Además, el 77% de los ciudadanos considera que ha sido mejor presidenta que Enrique Peña Nieto, y 72% que Felipe Calderón. Estas comparaciones fortalecen su imagen, pues consolidan la idea de que el país mantiene un rumbo favorable respecto al pasado reciente.

Aunque una parte importante reconoce logros, 40% considera que ha hecho menos de lo esperado en su primer año. Asimismo, en seguridad, un tema altamente sensible, 51% cree que la estrategia necesita más tiempo para mostrar resultados, mientras que solo 22% considera que ya los está dando. Esto sugiere que, aunque la aprobación general es alta, existe un componente de expectativa que podría traducirse en desgaste si no se perciben mejoras tangibles en mediano plazo.
La evaluación sectorial muestra contrastes. El gobierno recibe calificaciones muy positivas en programas sociales (80% bien o muy bien), educación (71%) y combate a la pobreza (67%). Sin embargo, los niveles de aprobación son considerablemente más bajos en combate a la delincuencia (47%) y combate al narcotráfico (43%). Esta brecha indica que su popularidad depende de la fortaleza en políticas de bienestar más que de los avances en materia de seguridad.
La encuesta también evidencia que los ciudadanos asocian a Sheinbaum con atributos positivos: 80% la percibe como alguien con quien se puede dialogar, 79% como preparada para gobernar, 78% como honesta y 77% como una líder fuerte. Tales cualidades refuerzan la percepción de capacidad y cercanía, elementos claves en la aprobación presidencial, especialmente en contextos de alta polarización política.

El peso de la identidad partidista es determinante: 46% de los encuestados se identifica con Morena, mientras que solo entre 6% y 7% lo hace con el PAN o PRI. Este respaldo partidista cohesiona la base electoral que sostiene a la presidenta, otorgándole un colchón de legitimidad que amortigua las críticas en áreas conflictivas.
Conclusión
La aprobación de la presidenta Claudia Sheinbaum en agosto de 2025 depende principalmente de tres ejes: continuidad y fortalecimiento de los programas sociales, que mantienen la conexión con las mayorías, comparación favorable con gobiernos pasados, lo que refuerza la percepción de eficacia relativa, imagen personal de liderazgo cercano, honesto y competente, que legitima sus decisiones.
No obstante, el reto para preservar altos niveles de aprobación reside en mejorar la percepción de resultados en seguridad y combate al crimen organizado. Si bien la ciudadanía muestra paciencia y reconoce que “se necesita más tiempo”, este margen no es indefinido. La aprobación actual es sólida, pero depende de equilibrar logros sociales con avances tangibles en gobernabilidad y seguridad pública.