Política

¿Qué pasó en Bolivia el pasado domingo? 'Mediciones y resultados'

El pasado domingo 17 de agosto de 2025, Bolivia llevó a cabo elecciones generales.

Luego de dos décadas (2005) de predominio del Movimiento al Socialismo (MAS), la ciudadanía votó por un cambio, llevando a la segunda vuelta a dos candidatos de corte opositor: Rodrigo Paz Pereira y Jorge Quiroga.

Los resultados preliminares mostraron a Rodrigo Paz en primer lugar con un 32.1% de los votos, seguido por Jorge Quiroga con un 26.8%. Bolivia va a una segunda ronda electoral programada para el 19 de octubre de 2025.

Parametría
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El resultado sorprendió, las encuestas preelectorales publicadas no registraron la preferencia por Paz. La mayor parte de las mediciones ubicaban al expresidente Jorge Quiroga y al empresario Samuel Doria Medina en los primeros lugares, rondando entre un 20% y un 25% de la intención de voto.

Rodrigo Paz, aparecía en tercer lugar con cifras de entre 8% y 12%, lo que llevó a muchos a pensar que su candidatura difícilmente llegaría a la segunda vuelta. Como era de esperarse, la distancia entre lo observado y el resultado en las urnas ha cuestionado la calidad de las encuestas en Bolivia. Sobre todo el reto que implica medir en un escenario de preferencias electorales fragmentado.

En términos generales, las mediciones registraron el dato más importante: la debilidad del MAS y la dispersión del voto. En todas las encuestas se observaba que ningún candidato superaba el 25% y que el porcentaje de indecisos, votos blancos o nulos se mantenía en niveles históricamente elevados. De hecho, el voto nulo obtuvo la tercera preferencia entre los votantes. Sin embargo, en la precisión numérica se observaron carencias: la subestimación de Rodrigo Paz fue considerable: de un promedio de 9% en las encuestas, pasó a más del 32% en las urnas.

Ningún candidato alcanzó el porcentaje para ganar en primera vuelta y el electorado mostró su rechazo a las opciones políticas convencionales con un porcentaje significativo de sufragios en blanco. Es decir, en lo general, las encuestas reflejaron las tendencias, pero no fueron precisas con un candidato en particular.

Las explicaciones posibles son conocidas. El voto oculto: muchos electores pudieron haber decidido por Paz en los últimos días, sin expresarlo previamente a los encuestadores. Los errores muestrales: las encuestas se realizaron principalmente en áreas urbanas, mientras que Paz logró captar un voto provincial y regional que fue poco reflejado en las muestras. La volatilidad electoral: los niveles de indecisión eran tan altos que una parte importante de los votantes tomó su decisión en la última semana. Una explicación más es que había mediciones que observaron el crecimiento de Paz, pero no fueron públicas.

Esta elección representa el cierre de un ciclo político en Bolivia, con el fin del predominio del MAS. Los factores se pueden considerar de largo plazo o circunstanciales, pero lo cierto es que la suma o combinación de ellos explican los resultados.

El país enfrentaba una grave crisis: inflación en torno al 24–25 %, escasez de combustibles y productos básicos, y una economía debilitada tras la caída en la producción de gas y el aumento del endeudamiento público. Estos desafíos generaron malestar generalizado y afectaron la percepción del oficialismo.

El MAS estaba dividido. El expresidente Evo Morales, inhabilitado para presentarse, rompió con el presidente Luis Arce y terminó promoviendo el voto nulo (19%). La lucha interna entre las facciones debilitó la unidad del partido y su capacidad de aglutinación. La figura del candidato del MAS, Eduardo del Castillo, obtuvo apenas alrededor del 3 % de los votos. Tras años de predominio del MAS, había un evidente agotamiento en sectores del electorado. La percepción de continuidad del mismo modelo político y social generó desgaste, incentivando la búsqueda de alternativas frescas.

Rodrigo Paz Pereira, con un discurso moderado y una campaña eficaz, logró conectar con sectores desencantados. Su fórmula con el ex policía Edman Lara y su enfoque anticorrupción le dieron impulso en las últimas semanas, consolidándose como sorpresa electoral con más del 30 % de voto.

En conclusión, las encuestas preelectorales, si bien son útiles para identificar tendencias generales, no fueron precisas en prever la presencia de un candidato: Rodrigo Paz. No se debe perder de vista que los procesos electorales siempre tienen un elemento imprevisible, donde elementos como la volatilidad pueden alterar de manera sustancial las mediciones previas. La posibilidad de error en la medición es aún mayor cuando las elecciones presentan un punto de inflexión o un fin de ciclo político.

Las mediciones preelectorales son una herramienta fundamental para entender tendencias, no deben interpretarse como predicciones. Asimismo, los medios de comunicación deben insistir en explicar los márgenes de error y los límites inherentes a cualquier medición estadística.


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Francisco Abundis
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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