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El impacto global del Jackson Hole

  • Columna invitada
  • El impacto global del Jackson Hole
  • Felipe Mendoza

Bancos centrales, inflación y las políticas monetarias globales 

La reunión anual de bancos centrales en Jackson Hole, organizada por la Reserva Federal de Kansas City, es un evento clave en el calendario económico global. Este simposio reúne a los principales responsables de las políticas monetarias, economistas, y académicos de todo el mundo para debatir los desafíos económicos contemporáneos y las estrategias futuras. Si bien las declaraciones de figuras como Jerome Powell tienden a ser el centro de atención, las repercusiones de Jackson Hole van mucho más allá de los titulares, influyendo en las políticas monetarias globales de formas significativas.

La inflación, un problema global en los últimos años, sigue siendo una preocupación primordial para los bancos centrales. Las discusiones en Jackson Hole han dejado en claro que la inflación no es un fenómeno transitorio, sino un desafío estructural que requiere intervenciones sostenidas. Las futuras regulaciones contra la inflación probablemente se centrarán en tres áreas: el control de las tasas de interés, la estabilidad del empleo y la coordinación de políticas públicas y monetarias.

Si la Reserva Federal de Estados Unidos decide bajar las tasas de interés, como se proyecta, podrían existir varios efectos influyentes en la economía, sobre todo en la respuesta de los diferentes bancos centrales. Especialmente en economías emergentes o muy vinculadas al dólar, podrían sentirse presionadas a seguir el ejemplo de Estados Unidos para mantener la competitividad de sus monedas. Bajando sus tasas, evitarían salidas de capital y que sus monedas se aprecien demasiado

frente al dólar, lo que para los países podría significar afectaciones en las exportaciones.

Para los bancos centrales de economías desarrolladas como el Banco Central Europeo o el Banco de Inglaterra, podrían sentirse con más margen para ajustar sus tasas sin temor a impactos inflacionarios tan fuertes. Una baja en las tasas de la Fed puede aliviar algunas presiones inflacionarias a nivel global. Sin embargo, es necesario que los gobiernos también implementen estrategias para evitar efectos colaterales indeseados, como la desaceleración económica o el aumento del desempleo.

Tasa de interés efectiva de los fondos federales en Estados Unidos desde 1955 hasta julio de 2024 – FRED economic data
Tasa de interés efectiva de los fondos federales en Estados Unidos desde 1955 hasta julio de 2024 – FRED economic data

El simposio del Jackson Hole también pone en relieve el control monetario en diversos mercados, incluidos los tradicionales, emergentes y los criptoactivos. Los mercados tradicionales, como el de bonos y acciones, seguirán siendo afectados por las decisiones de tasas de interés. Una política más restrictiva por parte de los bancos centrales podría reducir la liquidez en estos mercados, resultando en una mayor volatilidad y un reajuste en las valoraciones de los activos.

Los mercados de materias primas, metales e índices bursátiles también sentirán los efectos de las decisiones tomadas en Jackson Hole. Para el caso de las materias primas, como el petróleo y los productos agrícolas, una política monetaria más restrictiva podría provocar un fortalecimiento del dólar, encareciendo estos productos para los compradores internacionales y reduciendo la demanda. Sin embargo, si las preocupaciones inflacionarias persisten, los inversores podrían recurrir a las materias primas como refugio, impulsando sus precios.

Los metales preciosos, como el oro y la plata, suelen comportarse como activos de refugio en tiempos de incertidumbre económica o inflación. Dependiendo del enfoque que tomen los bancos centrales, podríamos ver un aumento en la demanda de estos activos si las políticas monetarias son percibidas como insuficientes para controlar la inflación, o una disminución si se anticipa una reducción exitosa de la inflación. En cuanto a los índices bursátiles globales, la expectativa de una política más restrictiva podría llevar a una mayor volatilidad, ya que los inversores ajustan sus portafolios en función de las nuevas perspectivas económicas y de tasas de interés, impactando tanto en los índices principales como en los emergentes.

Para los criptoactivos, la incertidumbre regulatoria sigue siendo un desafío importante. Las políticas monetarias más estrictas podrían significar una disminución de la liquidez en el mercado de criptomonedas y al haber menos liquidez, hay menos compradores dispuestos a pagar precios altos por ellos, lo que podría ejercer una presión negativa sobre los precios. No obstante, los criptoactivos también podrían beneficiarse de una mayor adopción como cobertura contra la inflación y la devaluación de monedas tradicionales si demuestra solidez. Jackson Hole ha señalado la necesidad de una regulación más uniforme y global de los criptoactivos, reconociendo su potencial y su creciente importancia en el panorama financiero global.

Los bancos centrales, tras las discusiones en Jackson Hole, parecen inclinados hacia un enfoque más proactivo y coordinado para asegurar la estabilidad financiera y adaptarse a las condiciones cambiantes de la economía global. Aunque algunos bancos centrales podrían considerar reducir las tasas de interés para estimular el crecimiento económico y contrarrestar una posible recesión, otros mantendrán una postura flexible, ajustando las tasas de acuerdo con los indicadores económicos más recientes. Esta flexibilidad permitirá

a los bancos reaccionar rápidamente a los desafíos imprevistos, ya sea para contener la inflación o para apoyar la recuperación económica.

Una lección clave de Jackson Hole es la importancia de la cooperación internacional en la política monetaria. Con una economía global interconectada, las acciones de un banco central pueden tener efectos significativos más allá de sus fronteras. Por ejemplo, una reducción de tasas en Estados Unidos puede estimular el crédito interno, haciendo que los flujos de capital se redirijan desde los mercados emergentes hacia activos estadounidenses, considerados más atractivos en términos de riesgo y rentabilidad. Esto podría llevar a una depreciación de las monedas de los mercados emergentes y aumentar la volatilidad financiera en esas regiones. Para prevenir estos efectos negativos, los bancos centrales podrían reforzar la cooperación internacional y coordinar estrategias que amortigüen los impactos sobre la estabilidad económica global.

Además, los bancos centrales han reconocido la importancia de la comunicación multidireccional y explícita de sus objetivos a largo plazo entre países como una herramienta crítica para gestionar las expectativas del mercado y evitar eventos que puedan causar volatilidad o inestabilidad financiera.

Como reflexión final, la reunión de Jackson Hole no solo marca la pauta para las políticas monetarias inmediatas, sino que también ofrece una visión estratégica del papel de los bancos centrales en un mundo de desafíos económicos crecientes. Desde la regulación contra la inflación hasta el control monetario en mercados tradicionales y emergentes, los efectos de estas discusiones se sentirán en todas las esferas del sistema financiero global.

* Felipe Mendoza es analista de mercados de ATFX Latinoamérica


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