Carl Jung es conocido como uno de los padres fundadores del psicoanálisis. Colaborador de Sigmund Freud, el intelectual suizo es conocido por su capacidad para entender al individuo en su totalidad. Somos luces y sombras. No reconocer nuestras sombras es también negar una parte importante de nosotros mismos. El arquetipo de la sombra, y la relevancia de reconocerlo como parte vital de nuestra existencia, es una gran aportación de Jung al pensamiento psicoanalítico.
Las enseñanzas de Jung bien pueden extrapolarse a una ciudad como Guadalajara. A la que muchos llamamos nuestro hogar. La Guadalajara de hoy es muy distinta a la que presenció la Guerra de Independencia, la Revolución, la larga noche del PRIATO, el ascenso y caída del Comunismo, la Guerra Cristera o la Reforma. Guadalajara siempre ha tenido la dualidad en su composición social. Una ciudad aparentemente conservadora, pero que alberga en su seno múltiples movimientos que desafían el estatus quo. La Guadalajara liberal reformista incluso jacobina que coexiste con la Guadalajara religiosa y cristera. La ciudad es eso. Una totalidad, como bien nos enseñó Jung.
La capital de Jalisco llega a su aniversario 483 con múltiples progresos, pero con desafíos que son innegables. De entrada, Guadalajara es toda su zona metropolitana (ZMG). Es mucho más que su municipio central. Soy enemigo de esa idea de parcializar la metrópoli y crear ciudades alternas. Guadalajara es el centro, pero también los fraccionamientos de López Mateos o la zona Valles en Tlajomulco; las colonias tonaltecas que se expanden por la carretera a Los Altos, o el corredor industrial del Salto. Guadalajara es una megalópolis compleja, diversa y heterogénea.
La ciudad enfrenta un desafío que me parecen capital para entender su futuro. La cohesión social y el combate a la desigualdad y la marginación. No puede haber un destino común como ciudad, si las diferencias y desigualdades son tan profundas. Tomando los datos de la investigación de María Amparo del Carmen Venegas Herrera y colegas sobre segregación urbana en la ZMG, la concentración de franjas urbanas segregadas y con carencias se extiende desde el Oriente hasta el Sur de la metrópoli, siendo Tonalá, Tlaquepaque y Tlajomulco los municipios con mayores carencias y rezagos. De acuerdo con los investigadores, seis de cada 10 AGEBS (zonas o colonias de la ciudad) enfrentan rezagos de vivienda, servicios públicos o pobreza. Y es que 2.5 millones de tapatíos viven en situación de pobreza.
Esta realidad contrasta con esa Guadalajara pujante, conectada y rica. La zona de Andares, el Country Club y Puerta de Hierro; los corredores de fraccionamientos cerrados; Colinas de San Javier; Zona Real; la zona financiera de Américas. Son símbolo de la Guadalajara que aporta el 5% del PIB nacional o las ventas 700 mil millones de pesos al extranjero en 2023 (siendo tecnología y maquila los principales rubros, 70% a Estados Unidos). O la ciudad que visitaron 16 millones de personas en 2024. 44 mil personas diarias.
En este contexto, Guadalajara -como Zona Metropolitana- tiene condiciones muy favorables para apostar por una ciudad pujante y más justa. De entrada, la red educativa. La apuesta por un modelo propio de educación que se aleja de los cánones de la llamada “Nueva Escuela Mexicana”. La educación es la llave para generar mejores condiciones para la ciudad en el futuro. La red de salud que fue una apuesta de la administración anterior permitió que la ciudad siguiera contando con acceso sanitario por encima de la media nacional. Y en economía, la ciudad está atrayendo las inversiones aeroportuarias que López Obrador canceló hace seis años. O el sector de exportaciones y la construcción. Desde el año pasado, Jalisco ha logrado acercarse al pleno empleo con tasas muy bajas de desocupación y la ciudad es el motor de ese posicionamiento económico de Jalisco.
Por lo tanto, Guadalajara necesita una gran visión de ciudad. Una ruta que nos permita vivir en una ciudad con mayor calidad de vida, mejores servicios públicos, transporte de calidad, menos tiempo de recorridos, entornos seguros y empleos de calidad. Existe en la ciudad todo el capital empresarial y social para apostar por una ciudad con menos asimetrías en algunos años. Los gobiernos juegan un rol fundamental a la hora de compartir una visión unificada de la ciudad y no siete u ocho proyectos diferentes que nos acercan más al Reino de Taifas que a una urbe cohesionada y con un destino común. Parafraseando a Marx: los urbanistas y académicos ya sobre diagnosticaron la realidad de la ciudad, ahora es tiempo de transformarla.