Conocí a Samuel García cuando era yo un reportero neófito del Congreso de Nuevo León, él era diputado local. Ese primer encuentro fue en la Oficialía de Partes, en donde, junto a Conchita Landa, entonces su compañera de bancada, Samuel entregaba una iniciativa. Esa misma escena la viví una y otra vez. Solo o acompañado, García proponía y proponía y proponía… a veces hasta en días consecutivos.
Muchas de sus ideas quedaron traspapeladas, obvio. Movimiento Ciudadano era insignificante. Pero en esa Legislatura, Samuel fue el diputado que más iniciativas presentó, por mucho. García no desaprovechó ningún momento en tribuna para demostrar que era el más apto para debatir y evidenciar malas praxis, haciendo uso de su particular retórica.
No tengo la menor intención de defenderlo, ni mucho menos de promocionarlo, pero creo que Samuel es mucho más que sus declaraciones polémicas. Me parece injusta la crítica que se ha vertido sobre él en las últimas semanas, porque no evalúa lo que realmente importa: su trabajo. Samuel tiene un grandísimo defecto (además de que canta muy mal): habla de más, opina de todos los temas –aunque no los conozca- y dice cosas sin pensar. Si algún día logra contener este impulso, será imparable, porque se atreve a rebelarse contra el sistema.
El tipo lleva años donando su sueldo íntegro como servidor público, o sea para él, la senaduría es un servicio social. No se me ocurre algún otro personaje en México que haga semejante cosa. Hay quienes han donado un mes, dos meses, pero prescindir de su sueldo… esa es una carta que no cualquiera puede jugar. Ser whitexican tiene sus ventajas competitivas.
Hace falta dimensionar lo que ha logrado políticamente. Es el primer senador de Nuevo León (junto con su compañera de fórmula) que no pertenece al PRI o al PAN. Ganó esas elecciones de 2018 con un partido pequeñito pequeñito como lo es Movimiento Ciudadano. Su arrastre en redes sociales fue abrumador.
Es el principal impulsor de una reforma fiscal, tema de fondo que hasta hace unos años era impensable. Ha escrito tres libros… en fin, creo que en la carrera por el Gobierno de Nuevo León, Samuel García es el rival a vencer, aunque las encuestas digan lo contrario.
Muy, pero muy detrás de él se asoma Adrián De la Garza, priista que se perpetró en el poder como alcalde de Monterrey con el “favor” de los tribunales electorales, en uno de los más jocosos fraudes electorales de la historia regiomontana. Le sigue Clara Luz Flores, que de morena nada más la piel, y finalmente Larrazábal, ¿en verdad alguien se acuerda de Larrazábal? Solo cuando se habla del Casino Royale.
