Los mexicanos estamos malditos. No hay otra explicación. Cuando por fin tenemos un mecanismo directo de participación con el que podemos aprobar o rechazar propuestas, este se tira a la basura en sinsentidos del Ejecutivo y ambigüedades de la Suprema Corte.
¿Enserio hay alguien que no esté de acuerdo en “que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal”? Responder NO a esta pregunta sería un grave síntoma de sociopatía, una advertencia de comportamiento antisocial.
¿Está de acuerdo en que se haga lo que se debe hacer? Esta es la pregunta que realmente nos hacen el presidente y los magistrados. Evidentemente habrá gran cantidad de votos en negativa, pero esto solo será una pequeña muestra de rechazo al régimen de López Obrador, promovida por los opositores; finalmente el SÍ será mayoría, no hay duda. Solo hace falta ver si se alcanzan los votos para que el ejercicio sea vinculante, aunque nadie sabe qué significa eso.
Hay tantas buenas preguntas, de interés público, que se pueden lanzar en consulta, que da pena el ejercicio del 1 de agosto. ¿Está a favor o en contra de que se redacte una nueva Constitución? ¿Está a favor o en contra de que se modifique el Pacto Fiscal? ¿Está a favor o en contra de que existan los diputados plurinominales? ¿Está a favor o en contra de transformar de fondo el Instituto Nacional Electoral? Son solo algunas ideas. La Suprema Corte lo puede escribir mejor… o no.
Esta próxima consulta solo va a servir para reafirmar el discurso de la Cuarta Transformación. Como estrategia política, sublime; como acto democrático, absurdo. Ni siquiera depende del Ejecutivo investigar o enjuiciar a los ex presidentes. Si las fiscalías son autónomas como presumen, por sí mismas ya tendrían que haber emprendido su propio “proceso de esclarecimiento”.
Por si fueran pocos los disparates, ¡estamos en veda! Con esta medida, el Instituto Nacional Electoral quiere decirle al “pueblo sabio”, que no es tan sabio, que es estúpido, porque con el simple hecho de ver propaganda gubernamental, cambiará su opinión en torno a si se debe o no “garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas”.
Elliott Ruiz