La conflictividad es parte de la vida cotidiana. No podemos evadirla.
Sí podemos aprender a manejarla para transformar positivamente nuestros conflictos. También en la época decembrina.
Este año surgió una controversia por la iniciativa de la Unión Europea para utilizar una expresión incluyente con la cual nombrar las fiestas propias de esta época.
Esto debido a que en la actualidad ni todas las personas están adheridas a una religión, ni todas las personas que son religiosas pertenecen al cristianismo.
Con lo cual, no todos celebran la Navidad, que es una fiesta que hace referencia directa a las religiones que son alguna versión del cristianismo.
Para algunos, esta iniciativa es una expresión de secularización. El proceso de secularización inició en distintos ámbitos en el siglo XVI.
Una de sus ideas principales es poner al ser humano en el centro, lugar que ocupaba hasta entonces la idea de Dios.
Sin embargo, esta reacción parece más bien no entender la lógica de la iniciativa. No se trata de secularizar la expresión “feliz navidad”.
Sobre todo porque en la práctica para la mayoría de las personas las fiestas decembrinas no tienen un centro religioso institucional.
El lenguaje inclusivo, que en este caso propone utilizar la expresión “felices fiestas”, busca resaltar la diversidad de relatos que hay en la humanidad a los cuales nos adherimos. Esta diversidad nos enriquece.
La expresión “feliz navidad” nos recuerda el pasado en el que un relato dominó el sentido de la vida en occidente. Es parte de nuestra historia, negar esta realidad sería una pérdida.
La expresión “felices fiestas” da cuenta del presente que queremos construir.
Uno en el que haya tolerancia, respeto y comprensión al que es diferente como fundamentos de una convivencia pacífica.
Entonces, ¿qué frase utilizar en estos días? Pueden ser ambas. No son frases excluyentes.
Se puede tener como criterio utilizar la frase que más respete la manera de entender la vida de las personas a las que nos dirigimos.
@davidperes_
