Cuatro mujeres víctimas de violencia. La sociedad mexicana continúa una generalizada normalización de la violencia contra mujeres.
En 24 horas se abrieron tres carpetas de investigación por feminicidio.
Marifer de 22 años fue asesinada. Su cuerpo fue encontrado en el canal Sacramento de la ciudad de Gómez Palacio.
Era originaria de Torreón. Se encontraba embarazada.
Además de diversas señales de violencia, la causa de la muerte fue un traumatismo craneoencefálico.
Natalia fue agredida con arma punzocortante. Agredida en el rostro y en la nuca. En el ataque resultaron lesionadas otras dos personas que intentaron detener las acciones de violencia.
Natalia es defensora de derechos humanos y recientemente electa para el Parlamento de Mujeres de la CDMX.
Nohemí y Julissa, esposas y madres de tres menores. Ambas de 28 años, fueron asesinadas.
Sus cuerpos desmembrados fueron encontrados en la carretera Juárez – El Porvenir en Valle de Juárez, Chihuahua. Sus restos se encontraron en una bolsa negra. A los sistemáticos asesinatos de mujeres hay que sumar el mensaje de basurización.
La necromáquina, siguiendo a la investigadora Rossana Reguillo, ha domesticado nuestro asombro frente al horror de la violencia de género.
Mujeres, así sea heterosexuales, lesbianas o trans, son convertidas en objeto para la demostración de poder.
En este escenario de violencias, la construcción de paz enfrenta el desafío de provocar una transformación cultural que desinstale del ámbito familiar, vecinal, escolar, laboral, etc., los mandatos violentos con los que construimos nuestras relaciones.
Reeducar nuestra sensibilidad para no tolerar estas formas de violencia. En el contexto de la violencia feminicida, todo proceso social de construcción de paz implica rehumanizar.
Es decir, recuperar el valor de la dignidad de cada ser humano.
@davidperez_
