Las violencias pueden estar presentes en todos los ámbitos de la vida. Hablar de ellas es un paso fundamental.
Los procedimientos médicos también son un espacio para construir un espacio de paz basada en la dignidad de las personas.
En el caso de la violencia obstétrica son las personas gestantes quienes tienen la voz principal. Sin embargo, la mayoría de la sociedad no siempre estamos abiertos a escuchar.
De allí la importancia de lo que pasó en La Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La Corte emitió su primera sentencia responsabilizando a un Estado por hechos de violencia obstétrica.
"La violencia ejercida durante el embarazo, el parto y después del parto [...], constituye [...] una forma de violencia basada en género denominada violencia obstétrica", sentenció.
Se trató del caso Britez Arce vs. Argentina, donde falleció la víctima por la falta de un tratamiento médico adecuado ante su embarazo y complicaciones en su salud que llevaron a su muerte.
La Corte desarrolló tres obligaciones importantísimas para la atención en salud de personas gestantes:
1. El deber activo de proporcionar servicios de salud especializados para proteger a la persona durante el embarazo y parto y reducir mortalidad materna.
2. El deber de informar a las personas embarazadas sobre su condición médica y asegurar acceso a la información sobre su salud reproductiva.
3. Evidentemente, la prohibición absoluta de la violencia obstétrica, catalogada como un trato deshumanizante.
Con esta decisión, se une a otros precedentes importantísimos sobre la prevención de hechos de violencia obstétrica a nivel universal.
Son precedentes que harán posible que instancias locales tengan elementos para legislar y juzgar a favor de eliminar la violencia obstétrica.
Esta sentencia contribuye a una cultura de paz dentro de la atención médica de todas las personas.
@perezyortiz
