El enésimo petardo del futbol mexicano en el marco de la Leagues Cup ya no es una casualidad. Todos y cada uno de los dieciocho clubes de la Liga MX han fracasado miserablemente y sin matices en la competición binacional.
La Leagues Cup es una desgracia para los equipos de México y lo mejor, no es cambiar el formato o disputarla a visita recíproca, sino desaparecerla para siempre y borrar la mancha del bochorno. Cero glorias deportivas y todo que perder para los clubes de la primera división de México.
La del miércoles fue una noche de miseria para el futbol mexicano. No hay matices ni pretextos que valgan: la MLS creció y la Liga MX se estancó. Un futbol que hasta hace no mucho, competía en el máximo nivel del continente (en la Conmebol), ahora no puede con los clubes estadounidenses en su casa.
No hay pero que valga. Incluso el Puebla, que llegó como la víctima ante el poderoso Seattle Sounders, terminó perdiendo con el veneno que eligió. Nulificó al equipo estadounidense y llevó el encuentro a donde quería: la tanda de penaltis. La Franja sobrevivió, ese era el primer puerto y durante algunos minutos fue la única representación de la Liga MX con verdaderas opciones de avanzar.
Empero, jugar con un futbolista más durante 10 minutos y emparejar las posibilidades desde el manchón penal, no le fue suficiente a los Camoteros. El Puebla nadó hasta la orilla y llegando a ella se ahogó. Como quiera que sea, por el contexto actual del equipo, terminó siendo una actuación por encima de lo esperado y puede servir como estímulo para demostrar que se puede competir mucho mejor.
Los otros tres equipos que fueron eliminados en los cuartos de final de la Leagues Cup, no cuentan con las mismas concesiones. Los conjuntos que marcan la pauta en el torneo doméstico, acudieron con todo su armamento y aún así, no pudieron. Lo del Toluca, Pachuca y Tigres, refleja algo mucho más alarmante: los clubes mexicanos no pueden ante los estadounidenses en su territorio.
Si todo el certamen se jugara en México o fuese a visita recíproca, seguramente sería otra historia, pero es entrar a un terreno hipotético. Lo que hay es esto y en ese presente, que al futbol mexicano le podría servir como fogueo para curtirse en entornos hostiles y de visita, simplemente no les alcanza a los conjuntos de la Liga MX.
Abrir el paraguas con el pretexto de la localía y el arbitraje, no exime al ecosistema nacional de su responsabilidad y de plasmar la supuesta superioridad que el donaire del futbol mexicano siempre ha presumido. Ya no se trata de menosprecio o abulia, sino de calidad. Los negacionistas del crecimiento gringo en el balompié, o como ellos lo llaman, soccer, nos resistimos mucho tiempo a ver la realidad de un futbol que se estancó: el nuestro.
Este fin de semana, los clubes mexicanos regresan al regazo de su torneo. Damas y caballeros, nuestro futbol es casero y está a años luz de ser, ya no digamos una potencia, sino lo que fue hasta antes de que los directivos lo condenaran a ser un futbol doméstico sin aspiraciones.