En el futbol mexicano se juegan hasta tres torneos en uno. Equipos clasificados en —por lo menos— tres bloques de acuerdo con su condición social y por añadidura: talento sobre la cancha. Están los ricos, los clasemedieros y los pobres.
En la clase aristocrática se concentran los mejores clubes, los que reivindican al futbol mexicano y podrían competir —y ganar— en las grandes ligas del balompié del continente: Brasil, Argentina, Colombia, Estados Unidos.
Los burgueses de la Liga MX básicamente son los regios, dos de los capitalinos: Cruz Azul y América; más el campeón y multimillonario Toluca de don Valentín Díez. Este grupo puede ser considerado como el de los cinco grandes actuales, aunque el América y el Cruz Azul lo han sido de siempre.
Para “los cinco grandes” es el título o el fracaso. Por consiguiente, son los que más fracasan. El América tiene cierto colchón por el reciente tricampeonato y los Tigres están en una renovación que en medio ya tuvo una liga (el Clausura 2023), empero, eso no los exime de la presión por ganar.
El Toluca es el más liberado de la obligación en este grupo. 15 años y una fortuna le costó al dueño de los Choriceros el campeonato, pero ya está en las vitrinas del Deportivo Toluca que, jugando como lo hace, podría ganar su primer bicampeonato en 60 años.
El Cruz Azul y el Monterrey están en deuda para lo mucho que han gastado sus dueños. La Máquina siempre es protagonista pero suele quedar corta en sus aspiraciones en la fase final, sobre todo si se topa con su “coco” el América. 2 títulos en los últimos 45 años, son una miseria —y hasta cierto punto— una injusticia para el cuadro cementero.
Por otro lado, la Pandilla del Monterrey ha vivido de todo en sus 80 años de historia, pero desde que fue rescatado por Femsa, el equipo del Cerro de la Silla es el número uno al momento de abrir la chequera. Ciertamente pasó de una liga —medio pirata— en México 86, a bordar cinco estrellas en su escudo, empero, para la descomunal inversión parece poco.
Desde el Apertura 2019 los Rayados no levantan la copa y con el trabuco que armaron para este certamen, son los abocados a fracasar si no llega la sexta estrella. Después de lo visto ante el América en el segundo tiempo y frente al Toluca en la Bombonera, está muy en entredicho el estatus de “favorito al título” del Monterrey.
En la clase media, tan ambigua porque en algunos casos está más cerca de los ricos que de los pobres y en otros al revés, están la mayoría de los aspiracionistas del balón. Los clubes del Grupo Pachuca, Pumas, Chivas, el Atlético de San Luis, los equipos de Orlegi, el Tijuana, los Bravos de Juárez y hasta el Necaxa. Para ellos el campeonato es una quimera. Es como el sueño que usted y yo tenemos de sacarnos la lotería; posible es, pero probable no.
En cambio para los pobres: Mazatlán, Puebla y Querétaro, el campeonato no aparece ni en sueños. Está vedado y su triste realidad, como la de varios de los “clasemedieros” es la de subsistir. Para este grupo, continuando con la analogía, ni siquiera existe el sueño de ganar la lotería, porque no hay ni para comprar un cachito.