Como práctica de cada nuevo año, hice una revisión de mi catálogo de cursos y talleres, pues entiendo que hay temas que requieren una actualización, ya sea por las condiciones del entorno, o porque me encontré un replanteamiento que me parece pertinente abordar.
Y es que, siendo honestos, hace años que se acabaron las verdades absolutas de cualquier tema, y por eso conviene hacer un “refresh” a nuestros conocimientos estratégicos, eliminar la ceguera de taller, y hacernos más competentes.
El tema viene a cuento porque, hace unos días, una persona responsable de RRHH me contactó y me pidió una actualización de un curso que les impartí hace dos años.
Eso me motivó a hacer un benchmarking de contenidos ofrecidos por otros profesionales de la formación de capital humano, y hacer los ajustes correspondientes para atender la petición.
Y eso me llevó a esta reflexión: ¿cuántas veces, los profesionistas que ya traen sus buenos años en el jale, han hecho un chequeo de sus propios perfiles en otras empresas, y
obtienen información de cómo están con respecto a la oferta actual?
Porque, siendo honestos, las habilidades y competencias se estancan cuando llegamos a una zona de confort, y como hasta ahora todo ha salido bien, no ponemos en el radar la posibilidad de una actualización. Aguas.
Para curarte en salud, haz este ejercicio: entra a LinkedIn u otra página o plataforma donde puedas revisar trayectorias de gente con perfiles de puesto como el tuyo; revisa sus habilidades y competencias, y haz el comparativo contigo.
Ojalá puedas decir “también lo tengo”, y si no, es momento de atender el tema, antes de que te peguen un susto y se vuelva urgente.
Perdón por hacer olas, pero sé que la actualización es una apuesta segura y conveniente que traerá tranquilidad a ti y a tu gente. ¡Éxito!