Ante la discusión de la reforma electoral podríamos iniciar por una pedagogía pública del sistema electoral: una pieza elemental que en los últimos días ha estado en cartones (Camacho) o en portadas de periódicos nacionales (Reforma) han sido los OPLE; esa denominación injusta que pone en una misma nomenclatura, quizá como estrategia tipo Goebbels, al IEPC Jalisco, IEEG de Guanajuato o el IECM de la Ciudad de México. OPLE significa Organismo Público Local Electoral, para fácil comprensión, los institutos electorales locales de cada uno de los estados; encargados de organizar las elecciones de gubernatura, diputaciones locales, ayuntamientos y autoridades indígenas locales.
Estos institutos diseñan e imprimen las boletas, integran los paquetes electorales que se entregan a los funcionarios de casilla, se encargan del PREP, hacer el cómputo, declarar la validez y entregar constancias de mayoría de dichas elecciones locales, además de realizar la designación de cargos de representación proporcional para reflejar la pluralidad del voto y de la dinámica democrática local: la transición pacífica del poder en los estados.
Además, organizan los mecanismos de participación ciudadana, una forma de vigorizar la democracia local, por ejemplo, el presupuesto participativo que sucedió hace unos días en la Ciudad de México, las consultas populares de Jalisco, el plebiscito en Querétaro y múltiples iniciativas ciudadanas en los estados de la República.
También tienen la obligación de promover la educación cívica, así en Jalisco se han llevado contenidos educativos a todas las aulas de primaria, a los cuarteles del servicio nacional militar e impreso más de 116 novedades editoriales, en Nuevo León un camión lleva los valores democráticos a todos los rincones del estado o en Chihuahua han instalado redes de participación juvenil para promover la cultura democrática.
Los institutos locales han impulsado la innovación electoral como la urna electrónica o la misma credencial de elector nacida en Baja California, políticas de inclusión de avanzada como las acciones afirmativas y organización de consultas indígenas en los espacios más lejanos de la democracia local como Bolaños en Jalisco. En pocas palabras, el diseño constitucional que hoy existe en México hace a los OPLE garantes de la democracia local en el federalismo mexicano, conocerlos es buen punto de partida.