Cultura

El hábito del santo

La santidad no es una fatalidad, es una lección se decide ser santo o santa con la determinación de cultivar las virtudes: con pasión que es llevar las células espejo, esas neuronas del cerebro sensibles al dolor ajeno, al plano emocional viviendo en el espejo del otro. Esperanza: creer que todo puede ser mejor porque está determinado por un ser superior que escuchará. Fe: es tal vez la más difícil porque esa creencia ciega, absoluta no responde a esperar un beneficio o mejora, responder a la consagración de la omnipotencia de un creador que determina el todo y la existencia misma. La calidad: es ambigua y cambia con las circunstancias, se puede ser caritativo de palabra o de intención, dar un consejo se considera caridad, no solo dar limosna.

Fra Angelico, es el santo patrón de los artistas. Además de ser un pintor virtuoso en la Florencia del Renacimiento, tenía hermosos sentimientos y ayudaba a la orden de los dominicos en el bellísimo monasterio de San Marcos de Florencia. El mecenas de ese convento fue Cosimo de Medici que pasaba en él semanas de meditación y purificación espiritual.

Los frescos de Fra Angelico decoran las paredes del claustro y las celdas de los dominicos y la celda privada de Cosimo en donde se recluía. En él pesaban “muchas culpas” por los métodos que utilizó para hacer su fortuna. Fra Angelico era excelso en su pintura, los frescos le dan al espacio su dimensión sacra habitados de simbolismo y dramatismo. Era un gran retratista, imponía carácter y tristeza, dolor en cada rostro. La serenidad, ese misterio de alcanzar la paz que puede dominar sobre cualquier circunstancia. No debe ser casual que las telas y las indumentarias de los personajes, desde la humildad, la austeridad de la Virgen y San José, hasta la excentricidad de la Adoración de los Reyes, es una composición compleja que da espacio a decenas de personajes.

Cosimo de Medici era productor de lana y telas, entre otros negocios, pero ese era el más importante, producía tejidos que copiaba de telas que le traían de Oriente y sus diseñadores las adaptaban. Florencia fue capital de la moda en el Renacimiento. Los Santos de Fra Angelico son elegantes y suntuosos, el estoicismo se hace a un lado para dar espacio al estilo. El azul lapislázuli tan valioso cae en las telas, los tejidos con pliegues casi táctiles, Fra Angelico transmite la riqueza de una moda que cubría la virtud con hedonismo.

El cabello de los ángeles enmarcando rostros adolescentes con auras, coronas de hoja de oro iluminadas con la luz de las velas. La Adoración de los Reyes es la pasarela del buen gusto, medias azules, túnicas amarillas, jubones violetas, camisas verdes, sombreros que son híbridos entre turbantes y tocados. Calzas que más tarde copiarían los diseñadores de Milán. Es el contraste entre la vida piadosa dedicada a la meditación y la exuberancia de esa otra virtud: saber estar elegante, tener piedad del presente dándole belleza.


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Avelina Lésper
  • Avelina Lésper
  • Es crítica de arte. Su canal de YouTube es Avelina Lésper
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