Política

Boicot

  • Columna Invitada
  • Boicot
  • Antonio Nájera Irigoyen

La invasión rusa en Ucrania ha traído consigo una serie de represalias por parte de la coalición occidental. La más obvia son las sanciones económicas, proclamadas urbi et orbi, de los Estados Unidos al Japón. Me interesa ahora, sin embargo, discurrir sobre otra medida adoptada por algunas instituciones y medios de comunicación: el pretendido boicot a la cultura rusa.

En una charla de sobremesa, una amiga rusa compartía cómo, vacacionando con un grupo de ucranianos en Cancún, un turista canadiense reclamó esta supuesta aberración. “No puede ser —inquirió el canadiense a uno de los ucranianos— que nos estemos peleando por ustedes, mientras ustedes se divierten con los rusos en la playa”. La conversación, tengo entendido, hasta ahí quedó. Y, para desgracia del mundo, nuestro canadiense no estuvo abierto a la sutileza de los matices: no quiso enterarse que Putin no es Rusia de la misma forma que Ucrania no es Nikolai Gogol.

Pero no hay nada nuevo bajo el sol. Estos gestos de mutua simpatía entre los pueblos han sido moneda corriente desde siempre. Encuentro, por ejemplo, en el diario de Paul Morand durante la ocupación: “Un grupo de alemanes llega a una granja de Prusia oriental a discutir algún asunto. Al verlos entrar, un soldado francés aplaude, se sienta al borde de la mesa y grita a su mujer: ¡Anna, el kirsch!”. Y así la hospitalidad permitía, prácticamente en la misma región hoy en disputa, que tirios y troyanos intercambiaran libaciones, sin que confundieran los odios personales con los dislates de sus propios gobiernos.

Habrá, pues, que rogar a las universidades para que acojan a estos nuevos censores y siembren en sus corazones lo obvio: las fronteras no son otra cosa que un capricho histórico y aquello que hoy entendemos por Ucrania antes fue una federación eslava, un ducado polaco y una república socialista soviética. Acaso puedan comprender, por fin, que la nacionalidad no es otra cosa que un accidente administrativo y las personas mucho más que las hojas sepias de sus pasaportes.

Antonio Nájera Irigoyen 

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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