Cultura

Un completo desconocido

  • La pantalla del siglo
  • Un completo desconocido
  • Annemarie Meier

En muchos momentos de la película **Un completo desconocido de James Mangold me pareció tener enfrente a Bob Dylan como lo viví en el concierto del auditorio Telmex en mayo del 2009: Un músico individualista, completamente centrado en lo que estaba haciendo, sin buscar la aceptación del público. Es más, negándose a complacerlo con un espectáculo. Su entrada y salida al escenario fueron secas y acompañadas de un escueto “gracias”. Su actitud, sin embargo, no fue obstáculo para que, como público, nos entregáramos enteramente a su voz, guitarra, armónica y letras, acompañados por una banda que también parecía respetar la distancia.

La película **Un completo desconocido muestra al cantautor, interpretado por el actor Timothée Chalamet, como artista individualista centrado en la música. Uno se pregunta cómo fue posible que con esta distancia casi hostil hacia su entorno y con un caparazón contra la popularidad y la fama, Dylan se pudo volver un ícono con **fans alrededor del mundo. Quizás esta pregunta fue uno de los motivos del guionista y director de **Un completo desconocido para desarrollar un filme acerca de los primeros años de Dylan como músico en busca de un estilo propio. Es en esta búsqueda que Dylan se armó de valor y rebeldía contra la industria y el gusto del público. Es en estos años y contexto histórico social que encontró su obsesión y manera personal de protestar con letra, música y presencia, en contra de lo que criticaba en su entorno y nuestras sociedades. Dylan ganó el premio Nobel de literatura pero no se presentó frente a los Reyes de Suecia para recibirlo. Fue un acto totalmente coherente con su carácter y actitud frente a los rituales sociales convencionales.

Los años 1961 a 1965 en los que se centra el filme, muestran a Dylan, –quien ya había dejado atrás su nombre de Robert Zimmermann, su hogar y los estudios de arte– como joven de provincia que llega con una mochila y guitarra a Nueva York para buscar a su ídolo Woody Guthrie (Scoot McNairy), el “trovador” y activista contra la injusticia. Lo encuentra internado por una enfermedad degenerativa y le dedica **Song to Woody en presencia de Pete Seeger (Edward Norton). Seeger se convirtió en el promotor del joven Dylan, ya que como músico del género folk, pacifista y activista de los derechos humanos, tenía peso en la escena musical.

A través de las relaciones de Dylan con amigas, músicos y público, el filme construye el contexto y la escena de protesta contra la guerra de Vietnam y el racismo, al mismo tiempo que muestra el movimiento hippie, el pacifismo y la música de protesta. En un dueto –o más bien duelo– con Joan Baez, con la que lo ligó una complicidad más allá de la profesional, Dylan expresa su molestia frente a la comercialización de la protesta. Se niega a ofrecer los conciertos o espectáculos que le pide el público. El libro **Dylan Goes Electric de Elijha Wald que sirvió de base para la película, narra cómo Dylan rompe con el **folk para tocar y cantar en voz alta **Like a Rolling Stone. Con este lema el cantautor rechaza el espectáculo y la guerra que libra Estados Unidos. Después del documental **No Direction Home de Martin Scorsese (2005) y la ficción **I`m Not There de Todd Haynes (2007), **Like a Complete Unknown de Mangold nos recuerda que un filme al mismo tiempo que hablar de la época en la que se sitúa la historia, también se refiere y reflexiona acerca de la época en la que se realiza.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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