Citando una clásica de Carlos Marín, nadie debería apuntar al abogado César Gutiérrez Priego con el dedo solo por ser hijo de José de Jesús Gutiérrez Rebollo, aquel general encarcelado a finales de los años noventa por nexos con el narcotráfico apenas unas semanas después de ser reconocida por Estados Unidos su “probidad” como mando en la lucha contra las drogas.
¿Por qué? Porque no existe el delito de portación ilegal de padre ni nada por el estilo. Sin embargo, el hoy candidato a ministro hizo una jugada metiendo en el debate público unos audios que, dice, le dejó Gutiérrez Rebollo en los que identifica a la de la voz femenina como Nilda Patricia Velasco, esposa de Ernesto Zedillo, y le atribuye una negociación con algún capo del cártel de los Amezcua.
No debe escapar a este episodio el hecho de que Gutiérrez Priego divulgue ese material cuando está en medio de una tormenta que lo ubica como carta del Ejército para ocupar un puesto en la Suprema Corte. El escándalo desatado por la difusión también se engancha con la reaparición de Zedillo, quien, a dos pistas, entrevista con Nexos y ensayo en Letras Libres, ha proclamado el fin de la democracia que él se atribuye y el comienzo de una tiranía, en un tedioso, por cierto, recuento de hechos históricos.
Con ese contexto, valga asomarse a los famosos audios. En el primero se escucha a una mujer que, digamos se comprobara, es la cónyuge del ex mandatario. ¿Qué se puede probar con esa llamada, en la que solo se le escucha a ella, porque no hay sonido de su interlocutor? Nada de lo que presume Gutiérrez Priego, salvo que se está organizando un molito en un local y ella pone la mitad de los gastos para cocinarlo en grande. Aun siendo verdad que hablara de fabricar droga, ¿cómo carajos podrán validar, para sostener una acusación ante el MP, que se refieren a eso y que al otro lado del teléfono estaba uno de los Amezcua? ¿Cómo podrán probar que el “Paco” del que hablan es Stanley, como ilustran los subtítulos de la grabación?
Preocupa, eso sí, que la Corte vaya a estar conformada por personajes como Gutiérrez Priego con su sesgo militar, Yasmín Esquivel manchada por el plagio de su tesis y Lenia Batres actuando por consignas desde el sureste. Qué miedo.
