Política

Y lo tocó

  • En Corto
  • Y lo tocó
  • Alejandro Maldonado

Todo solía empezar con una pequeña mancha de color rojizo en la piel que no desaparecía. El terror se hacía presente tan pronto como el diagnóstico era confirmado. La lepra en los tiempos de Jesús era una enfermedad sumamente temida, por ser incurable y altamente contagiosa.

El enfermo era excluido de la sociedad. No podía estar nunca más cerca de su familia. Perdía su trabajo y en consecuencia el ingreso para sostener a los suyos. Por si fuera poco, se le consideraba impuro, y se le prohibía participar de cualquier actividad religiosa o social.

La persona perdía gradualmente todo aspecto humano. Los nervios se veían afectados; la sensibilidad se perdía, los músculos se degeneraban y los tendones se contraían, dejando las manos como garras. Aparecían ulceraciones crónicas en los pies y manos, seguidas de la progresiva pérdida de los dedos en las extremidades. Los párpados se caían; las cuerdas vocales se ulceraban, y la voz parecía de ultratumba. Eventualmente el leproso apestaba. Muchos enloquecían, y vivían con los muertos, en tumbas cavadas en las montañas.

Ahora imagina este momento: Un leproso viene directo hacia Jesús. La gente retrocede y grita. Lo ven con temor y repugnancia. Pero Jesús lo ve con amor y compasión, y hace algo doblemente sorprendente: “Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquel, y quedó limpio”, Marcos 1:40-42.

“Lo tocó”. ¿Cuánto tiempo habría pasado ese hombre sin sentir el contacto de una mano amiga? A Jesús le hubiera sido suficiente decir unas palabras y sanarlo. Pero él nos conoce. Sabe de la soledad, la depresión, la desesperanza, la culpa, la vergüenza y el sufrimiento.

La lepra y el pecado se parecen. Empieza siendo algo pequeño, y deriva en lo peor. Vamos perdiendo la sensibilidad. Nuestra vida huele mal y todos los perciben. No te quieren cerca. Hay daño y destrucción. Pero Jesús te está esperando. Su corazón se duele al verte. Su mirada es de amor y misericordia. Pídele que te perdone y salve. Él está dispuesto a darte vida. En la cruz pagó el precio de tu sanidad y liberación.

Cree; invítalo a tu corazón y verás.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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