Política

Un yugo ligero

  • En Corto
  • Un yugo ligero
  • Alejandro Maldonado

Todos llevamos cargas en esta vida. Todos lidiamos con cosas. Todos enfrentamos pruebas, tentaciones y diversos desafíos. Si has vivido lo suficiente conoces de pérdidas, ausencias y sufrimiento ¿Qué carga ocupa tu mente tan pronto abres los ojos por la mañana? ¿Qué situación te impide conciliar el sueño por las noches? Culpas que arrastramos desde hace largo tiempo. Cosas que hemos hecho, o nos han hecho y que nos avergüenzan. Heridas en el alma que por más que intentemos se niegan a cerrar. Resentimientos, desesperanza, abandono, amarguras, enojos, soledad, ansiedad, pleitos, iras, abusos, envidias, inmundicia, hábitos dañinos, contiendas, celos, frustraciones, depravación, codicias, lascivia, adulterios, adicciones. Probablemente tu podrías agregar lo tuyo a esta lista.

Escucha con atención la invitación de Jesucristo. Él te ama como nadie más en el universo: “Ven a mí tú que estás trabajado y cargado, y yo te haré descansar. Lleva sobre ti mi yugo, y aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallarás descanso para tu alma, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”, Mateo 11:28-30

Jesucristo nos presenta de una manera muy gráfica y sencilla lo que quiere hacer por nosotros. Puedes acudir a Dios con lo que sea. Hay remedio para ti. Él te ha esperado con paciencia y amor. Él te conoce a la perfección y conoce cada detalle en tu vida. Puedes abrirle tu corazón, confesarle todo y pedirle que te salve. Jesús nos dice “deja ese yugo que te oprime y lleva el mío que es ligero”.

Jesús te propone que te unas a Él, y que permitas que haga por ti lo que tu no has podido pese a todos tus esfuerzos. El yugo de Jesús no es gravoso, porque Él es quien lleva la carga. Él es quien perdona tus pecados, quien te guía por sendas de vida, quien estará contigo para siempre. Quien promete no dejarte ni desampararte.

Cuando sientas que no puedes más, Él será quien te levante y saque adelante. Lo único que tienes que hacer es creerle y responder a su llamado. Jesús promete no rechazar a nadie que venga a Él. Dile en este momento: “¡Jesús, sálvame! Te necesito. Ya no puedo más. Perdona mis pecados; ven a morar a mi corazón y limpia mi alma. Te entrego mi vida, y te pido que seas tú quien tome el control de mi existencia. Te pertenezco a partir de ahora. Amén”.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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