No solo las compañías que los producen; también los “influencers” con millones de vistas en diversas redes sociales promueven toda clase de suplementos que se ofrecen como si fueran curas mágicas para todo tipo de males.
“DW” un prestigiado medio de comunicación alemán, realizó una investigación al respecto. Así encontraron un video de una TikToker, en el que afirma que el ginkgo, la bacopa monnieri, la L-teanina y el L-treonato de magnesio mejoran la circulación en el cerebro y favorece la concentración. Analizaron también otro video en donde se asegura que la cúrcuma -disuelta en agua en forma de polvo- ayuda contra los eccemas cutáneos, desintoxica el organismo, previene la artritis y reduce el riesgo de cáncer. Y uno más, -también en TikTok-, asegurando que el colágeno proporciona una piel más firme, uñas más fuertes y un pelo más brillante y fuerte, además de que también favorece las articulaciones.
DW acudió con diversos especialistas y la conclusión fue: Las afirmaciones que se hacen en las redes sociales son a menudo exageradas, poco científicas o incluso ilegales. Los complementos alimenticios pretenden eso, “complementar” componentes que no obtenemos suficientemente mediante los alimentos.
Pero hay un campo de alcance eterno que está repleto de información falsa. Tiene que ver con Dios y con cada uno de nosotros. Por ejemplo: La negación de la existencia de un Creador; o el que se crea que la adecuada práctica de cualquiera de las cerca de 4 mil 200 religiones que hay en el mundo nos garantizan algo mejor después de que muramos.
Hay un solo complemento que toda alma humana necesita: Jesucristo. Nadie jamás ha demostrado ser Dios entre nosotros fuera de él. Caminar sobre las aguas, sanar toda clase de enfermedades, multiplicar panes y peces, calmar tempestades, resucitar muertos, son algunas pruebas de ello.
Pero Jesús no utilizó su poder para impedir ser crucificado. Él decidió ir a la cruz por amor a ti y a mí. En la cruz no murió una religión, sino el Hijo de Dios que tomó nuestro lugar de pecadores perdidos para reconciliarnos con Dios.
Podemos acudir a él cualquiera que sea nuestra condición. Podemos pedirle que nos perdone, salve y venga a morar a nuestro corazón.
“Mi alma tiene sed del Dios vivo”, Salmo 42.2. Jesús quiere rescatarte.